El delito de contrabando
La emboscada al personal aduanero, ocurrida ayer tras interceptar en Colomi un tractocamión repleto de mercadería de contrabando —entre ropa usada, zapatos y otros artículos—, es una muestra más de la magnitud de la estructura y la peligrosidad que poseen las organizaciones criminales dedicadas a esta actividad.
De acuerdo con el informe de las autoridades, los contrabandistas intentaron atentar contra la vida de los funcionarios, los secuestraron, les quitaron dos vehículos: uno lo quemaron y el otro fue introducido en una laguna.
Quedó en evidencia, una vez más, que las personas que se dedican a esta actividad ilícita coordinan su “trabajo” con los pobladores o son parte de estas comunidades que, de alguna forma, les brindan resguardo. Esto se observó ayer, cuando los contrabandistas huyeron del control aduanero y abandonaron la mercadería a medio camino, pero allí aparecieron como hormigas los pobladores que se llevaban una a una las bolsas.
La Policía tuvo que utilizar agentes químicos para despejar la zona y controlar la situación, considerando la agresividad de los contrabandistas hacia los funcionarios, quienes tuvieron que llamar a refuerzos policiales y militares para recuperar la mercadería. Estas personas no temen afectar la vida de los funcionarios aduaneros con el único fin de llegar a su destino con la carga encomendada.
El pasado fin de semana, en la carretera Patacamaya-Tambo Quemado, un camión que llevaba mercadería de contrabando aceleró e invadió el carril para evitar el control aduanero, pero chocó contra un bus. Esto dejó como saldo 22 personas fallecidas y varias heridas.
A pesar de los controles, los mercados se inundan de ropa, zapatos, utensilios y artículos que ingresan al país de forma ilegal. En 2023, se ejecutaron 21.700 operativos de interdicción en las zonas fronterizas y el territorio nacional, logrando decomisar más de 53 millones de bolivianos en productos de importación ilegales. Hasta marzo de este año, la Aduana comisó 66,6 toneladas de ropa usada sólo en El Alto, valoradas en 1,2 millones de bolivianos.
Como se mencionó anteriormente, es urgente que la lucha contra el contrabando y delitos conexos sea reforzada con recursos humanos calificados y equipamiento tecnológico para el personal, ya que se ha evidenciado en más de una ocasión que los delincuentes utilizan teléfonos satelitales, drones, armas modernas de grueso calibre, entre otros, para burlar o enfrentar a las fuerzas del orden.
Es necesario instalar unidades de control militar-aduanero a lo largo de la extensa frontera que tiene Bolivia, donde existen pasos no autorizados que son bien conocidos por los contrabandistas. El trabajo coordinado con los países vecinos es clave.