Crisis de la basura y hábitos citadinos
La nueva crisis por la basura que soporta la ciudad de Cochabamba por la falta de un sitio donde instalar un vertedero o una planta de industrialización de residuos sólidos se constituye en un atentando ambiental.
Se estima que más de 10 mil toneladas de desechos se acumularon en las calles, hospitales, escuelas, contenedores y también en los hogares desde hace 15 días.
Y es que esta crisis también está sacando a relucir las buenas y malas prácticas de los ciudadanos. ¿Qué se hace con la basura en la casa? Lo más sencillo para muchos es llevarla a la calle y arrojarla sin importar si el sitio está cerca de una escuela, de un hospital, de una parada de buses, de un restaurante, de un campo deportivo o del domicilio de un vecino. El fin es resolver el problema de cualquier forma más práctica y sin detenerse a pensar cuánto y a quiénes se perjudica ni considerar que se genera más contaminación y puede afectarse la salud de la población.
Otra alternativa es trasladarla a los puntos de acopio o puntos verdes, que originalmente se habilitaron con el propósito de que en esos lugares sólo se boten los residuos ya separados en orgánicos, biodegradables, reciclables y otros, como metales, papeles, plásticos y vidrios.
De esa forma, se pretendía generar una cultura de reciclaje para así reducir significativamente el ingreso de desechos en el botadero, convertido en relleno sanitario, de K’ara K’ara.
Ahora, una opción que está ayudando a reducir el impacto de la crisis es la actitud de algunos vecinos que optaron por acumular los residuos en sus casas en envases y bolsas herméticas hasta que se soluciona el conflicto.
Sin embargo, gran parte de la población deja su basura sin separarla. Por ello entran en acción los recolectores o ecorrecolectores. Se estima que hay más de medio centenar de segregadores que se encargan de darle una segunda vida a muchos residuos.
Su labor, si bien marca una diferencia con el depósito puro y simple de los desechos en un botadero, no es suficiente para disminuir las toneladas de basura que ingresan a los vertederos de la ciudad de Cochabamba y del eje metropolitano.
El cambio en las prácticas de la población no ocurrirá de la noche a la mañana o con la rapidez con la que se bloquea una vía para protestar, sino que se requiere de un proceso de educación ambiental y toma de consciencia de que cada acción individual ayudará a contaminar menos. Ese es el fin último: cuidar nuestra casa común.
Esta nueva crisis es también una oportunidad para asumir la dimensión que este tema tiene en nuestra vida diaria y dejar de normalizar la generación de basura.
Se debe empezar a trabajar en un manejo responsable de los residuos en todos los eslabones del proceso: desde el origen hasta el final.