Ojo con el transporte
Un nuevo conflicto reclama espacio en el escenario de conflictos de Bolivia y al que habrá que prestarle algo más de atención, al menos sí queremos mantener un clima de problemas medianamente manejable. Se trata del transporte y los pasajes, sobre todo en el área urbana.
Los días miércoles y jueves de la semana pasada, se vivieron en Oruro intensas jornadas de enfrentamientos, insultos, agresiones y peleas campales de los choferes contra vecinos y universitarios, que habían salido a hacer frente a las nuevas tarifas de transporte. La Policía tuvo que gasificar para evitar mayores agresiones, la Alcaldía pidió la intervención del Gobierno y de la fuerza pública y la Iglesia se vio obligada a mediar en el diálogo. El conflicto en esa ciudad finalmente llegó a buen puerto ayer luego de que avanzaran el diálogo, las exposiciones técnicas y los acuerdos, pero tras dos jornadas de violencia.
Un poco menos agresivo es el panorama en Cochabamba donde los choferes solicitaron al Concejo Municipal realizar un nuevo estudio de costos de operaciones, a lo que los representantes ediles ya se adelantaron a rechazar las intenciones de los choferes.
El Gobierno desempolvó las rayas de la cancha en cuanto a las potestades, y los ministerios de Obras Públicas y Transporte y de Economía aseguraron que no se subirían los pasajes internacionales e interdepartamentales, pero definir los urbanos e interprovinciales quedaba en manos de las alcaldías, conforme a la Ley de Autonomías. Lo que sí garantiza el Gobierno es la subvención a los hidrocarburos para contener lo más posible el incremento de pasajes.
Así las cosas, sólo queda esperar que el incremento de tarifas de transporte (de aplicarse) responda a un estudio serio, que refleje el costo de operaciones y que se aplique de forma consensuada con las autoridades municipales y los representantes de la población civil. En este sentido, el rumbo que va tomando el asunto en Cochabamba parece ser, por ahora, el mejor encarrilado, pese a las diferencias entre el Concejo y el transporte.
Y aunque para el ciudadano común siempre será una sentida molestia ver cómo se incrementan los pasajes y afectan a su economía, también es prudente reconocer que los pasajes tendrán que subir en algún momento, considerando los costos de transporte (incremento de los repuestos de los vehículos y los insumos como el aceite de motor y hasta el precio de los combustibles). Sólo se pide que este ajuste responda a un estudio técnico real, objetivo, transparente y analizado por todas las comisiones que tienen que ver con el tema. No hay ninguna razón para que se tenga que llegar a situaciones como las de Oruro, en las que se tenga que acudir a la Policía para gasificar y a la Iglesia para mediar.