Prevenir la violencia juvenil
En menos de un mes, el país se consternó por dos hechos de violencia cometidos por jóvenes y adolescentes, en uno de los casos contra otros jóvenes. Ambos son señales claras de que la violencia juvenil se ha intensificado y que es necesario detenerse para identificar las causas y vislumbrar las posibles soluciones con el fin de trabajar en la prevención.
Quizá el caso que más relevancia mediática tuvo fue el del joven disfrazado de “Joker”, que acudió así a una discoteca luego de salir de su trabajo y terminó envuelto en un hecho que cobró la vida de una persona y dejó malherida a otra.
La investigación aún está en curso, pero todo apunta a que antes hubo violencia psicológica. Sin duda es un caso complejo que revela la violencia silenciosa que muchas veces soportan los jóvenes.
El otro caso es del asesinato del director de una unidad educativa de Uyuni, Richard Ayala Lutino. Los principales sospechosos son tres adolescentes que eran estudiantes del colegio, hasta que fueron expulsados. Este es uno de los peores hechos criminales que se ha dado en el último tiempo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) sostiene que “la prevención de la violencia juvenil requiere un enfoque integral que aborde los determinantes sociales de la violencia, como la desigualdad de género y social, el rápido cambio demográfico y los bajos niveles de protección social y de inclusión”. Además, señala que se trata de un problema social, de seguridad ciudadana y de salud que requiere de la intervención de varios sectores, para prevenir estos hechos desde lo individual hasta lo comunitario.
De acuerdo con la OMS, el área de salud puede intervenir en la prevención a través de planes integrales para mejorar la salud de la población y la resiliencia de los niños y adolescentes. “La violencia juvenil cuesta la vida de cientos de jóvenes en la región de las Américas. Los homicidios son una de las principales causas de muerte entre los jóvenes, especialmente los hombres y niños y jóvenes de 15 a 24 años”, remarca.
¿Se puede prevenir la violencia juvenil?, según la Organización Mundial de la Salud, sí. La evidencia muestra que se pueden analizar fórmulas para mejorar la calidad de vida. Sin embargo, también se necesita trabajar en acciones de sensibilización con la población y los grupos críticos, adolescentes y jóvenes, para reducir la violencia.
Con el fin de evitar más luto y víctimas, se debe trabajar en alianzas entre sectores de la educación, la salud y la seguridad para promover el respeto por la vida, especialmente a los jóvenes y adolescentes que están sometidos a una serie de presiones.
La juventud siempre es un momento de aprendizaje y tensiones, pero en la actualidad el fenómeno de la violencia es más complejo por las influencias del entorno, las nuevas tecnologías y la pérdida de valores. De ahí, que se tenga que trabaja con aliados estratégicos.