Un presidente fusible y un vice evista
Lo primero que hay que decir sobre el proceso del domingo pasado: ¡se va el MAS! Fin de un ciclo partidario, aunque sus organizaciones sindicales y dirigentes buscarán una reinvención bajo nuevas alas.
Segundo: el “almarazo” le golpeó duro a Samuel Doria Medina. La gente penalizó el reciclaje de personajes nefastos del masismo.
Tercero: aunque un porcentaje de indecisos haya podido ser captado legítimamente por Rodrigo Paz, un vuelco masivo parece anómalo y alimenta sospechas de una “ayudita” brindada por los que se van.
Cuarto: Samuel dice que apoya a Rodrigo para el balotaje, pero no es dueño de su electorado, que no es homogéneo y tiene porciones de centroderecha. Sobre todo en el departamento de Santa Cruz, podría darse un fenómeno de “desobediencia electoral” ante la instructiva del político-empresario.
Quinto: es muy llamativa la euforia mostrada por Evo Morales ante la votación, “más que de Rodrigo, del capitán Lara”, según sus propias palabras. El postulante a vice que acompaña a Paz parece contar con grandes simpatías en el evismo.
Por su parte, Lara adelanta que “no permitirá corrupción en su gobierno y que no dudaría en denunciar al mismo Rodrigo”. El puñal ya está afilado.
En base a lo anterior, me atrevo a esbozar una tesis sobre algo que podría estar en los cálculos del entorno del exmandatario cocalero.
Con algo más de ayuda en el balotaje (transformando votos nulos en válidos), lograr que sea elegido presidente alguien que no tiene un plan coherente para reordenar la economía y que promete más gasto en bonos.
En el poder, este presidente fusible no podrá manejar la crisis inflacionaria ni el estallido social planificado. Será un nuevo Siles Zuazo. En la circunstancia indicada, asumiría la primera magistratura el capitán Lara, la carta de Evo para retomar el poder.
Contra esa eventual estrategia, juega la extensión de la segunda vuelta boliviana, de más de dos meses, tiempo suficiente para que el “efecto sorpresa” que rodeó a la curiosa votación de la dupla Rodrigo-Lara (¿o es al revés?) se diluya y se consideren con responsabilidad varios factores fundamentales, como la capacidad de gestión para superar la crisis económica y para dejar atrás el populismo incendiario, que en los últimos días ha parecido reencarnarse en el mencionado postulante a vice, con discursos al peor estilo de Hugo Chávez y Evo Morales.
Por último, pero no menos importante, ha sido evidente la intención de la dupla de evadir el tema de la liberación de los presos políticos.
Para Lara “es un asunto de la justicia”. Paz usó el mismo guion en una entrevista, aunque en otra, finalmente y con desgano, dijo que deberían “defenderse en libertad”.
El autor es escritor y analista político
Columnas de EMILIO MARTÍNEZ CARDONA