¿Habrá paz para Gaza y el pueblo palestino?
En los últimos días, las imágenes y noticias que llegan de la Franja de Gaza son trágicas. Si bien el conflicto entre Israel y el pueblo palestino no es reciente, sino que lleva décadas, ahora, se trata de una escalada de violencia sin precedentes con efectos impredecibles y devastadores.
La ofensiva israelí cuyo propósito evidente es desalojar a todos los habitantes de ese territorio que es suyo nos obliga a reflexionar acerca de si es posible hallar una salida pacífica a esta guerra y a cuestionar si las acciones de la comunidad internacional son suficientes para lograr el alto al fuego o una ayuda humanitaria real.
El último informe de la Agencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para los Refugiados Palestinos, publicado esta semana, detalla la difícil situación que se vive en Gaza en términos de seguridad alimentaria, salud y educación.
Según los informes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 94% de los hospitales en la Franja están dañados o destruidos, lo que sobrecarga a aquellos que aún funcionan parcialmente, según publicó Los Tiempos con base en los despachos de agencias noticiosas que mantienen aún sus periodistas en ese territorio devastado.
Las cifras de fallecidos y desplazados se incrementan cada jornada. Sólo en el primer día del a ofensiva militar de Israel murieron 84 personas.
“Asciende a 65.174 la cifra de palestinos fallecidos en la Franja de Gaza desde el 7 de octubre de 2023”, titulaba el sábado la agencia turca Anadolu Ajansi.
El 16 de abril, la página informativa de la ONU enunciaba: “Gaza: Las personas desplazadas desde el 18 de marzo alcanzan el medio millón”.
Y el jueves último, el portavoz del secretario general de la ONU afirmaba que 56.000 personas habían dejado la ciudad de gaza desde el domingo 14 de septiembre.
Esta situación evidencia que mientras no se aborden las causas profundas del problema, como la ocupación, la expansión de los asentamientos y el bloqueo, cualquier intento de una tregua o de un alto el fuego es complicado y sólo intensifica el conflicto con un alto costo humanitario, que las Naciones Unidas ha calificado como un nuevo genocidio.
Una muestra del difícil camino hacia la paz fue el fracaso de la ONU por lograr un alto el fuego debido a que Estados Unidos volvió a frenar la resolución en el Consejo de Seguridad.
La situación entre Israel y Palestina muestra que las armas no son la solución, porque la seguridad de Israel no se puede construir sobre el sufrimiento palestino, ni la resistencia de Palestina puede justificarse a costa de vidas de inocentes.
Por ello, es necesario desplegar más esfuerzos y sentarse a la mesa de negociaciones con el objetivo de lograr una paz duradera para los palestinos.