Lluvias y desastres
Estamos solo en el inicio de la época de lluvias –que en puede prolongarse hasta el fin del verano– y ya comenzaron a ocurrir desastres provocados por las precipitaciones, Los más recientes, en Samaipata, Santa Cruz; La Asunta, La Paz; y el Chapare. Y las alertas de posibles crecidas de ríos, emitidas por el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología, son más frecuentes: cinco en tres semanas.
Es más, les efectos de las lluvias ya golpearon con fuerza a Tipuani, en La Paz, a principios de octubre, aunque en este caso, ese desastre que destruyó las viviendas de 120 familias, no se debió solo al rigor de los fenómenos naturales.
Este año la época lluviosa se adelantó y las precipitaciones caen con mayor fuerza y son más abundantes.
No tendría que sorprendernos ese empeoramiento.
“Se puede esperar que el cambio climático se manifieste a través de lluvias torrenciales más fuertes, las que ocasionarán inundaciones más frecuentes y también más dañinas. Esto implicará un aumento en la vulnerabilidad de Bolivia ante estos eventos”, afirma la monografía ==La economía del cambio climático en Bolivia Impactos de eventos extremos sobre infraestructura y producción agropecuaria, publicada hace poco más de una década, en 2014, por el Banco Interamericano de Desarrollo.
Es una perspectiva tanto más preocupante cuanto “Las pérdidas económicas por las inundaciones pueden retrasar considerablemente los esfuerzos de los gobiernos para mejorar las condiciones de vida de sus habitantes”, constata ese estudio.
No solo ocurre en Bolivia, los efectos del cambio climático impactan en todo el mundo en un proceso que parece muy difícil de revertirse y ante el cual la única alternativa posible y razonable es asumir una actitud que tome en cuenta esta realidad y se base en una visión temporal de amplio alcance.
Eso implica la urgencia en la adopción de estrategias que trasciendan la reacción estatal a las emergencias pues, como recomienda esa publicación en sus conclusiones, “la adaptación para enfrentar los impactos del cambio climático es fundamental para el futuro. La capacidad de planificación y adaptación no debe aparecer solamente cuando se presenta un desastre, por lo que es necesario fortalecer (y en todo caso crear) la capacidad de adaptación en el país”.
Esto es tarea de las instancias estatales en todos sus niveles. Sí. Pero no solamente del Gobierno, las gobernaciones y gobiernos municipales. No, porque las acciones y decisiones ciudadanas también tienen su impacto.
En términos prácticos, esto se traduce, por ejemplo, en la decisión de construir en terrenos inadecuados para hacerlo, como las franjas de seguridad de los ríos. O de tapar canales en la época seca para ganar espacio destinado a edificaciones. Y hasta en el banal gesto de echar desechos en bocatormentas y torrenteras.
Esperar que acciones come esas dejen de practicarse por la sola voluntad individual es inútil. Las organizaciones de la sociedad civil tendrían que ocuparse informar y orientar a la ciudadanía acerca de sus responsabilidades en este asunto.
Así, quizás logremos disminuir el daño que pueden provocar los fenómenos naturales.

















