Una década del Estado Plurinacional
En Bolivia el proyecto de construcción de Estado-nación fracasó, principalmente por soslayar la cuestión indígena, por pretender que el mestizaje sea el baluarte de construcción de un Estado fuerte. La sedimentación de la idea de construcción de un Estado Plurinacional es de larga data, se consolidó en la Asamblea Constituyente y se plasmó en una nueva Constitución Política del Estado, que lleva una década de vigencia.
Si bien la nueva Constitución Política del Estado se considera de avanzada en el nivel micro, es urgente también sentir que las cosas han cambiado. Y en este tiempo de Estado Plurinacional y de construcción del Vivir Bien, muchas situaciones cotidianas nos demuestran que no estamos “viviendo bien”, y que aún queda el desafío de gozar de manera fáctica de las bondades del Estado Plurinacional y todo lo que significa.
Tres son las esferas que consideramos se debe dar la atención y prioridad necesarias puesto que son fundamentales en la vida de los bolivianos. La primera es la justicia. Un caso emblemático que nos explicitó el fango en el que se encuentra el sistema judicial fue el del médico Jhiery Fernández, quien pasó cuatro largos años de su vida en la cárcel. Nadie le regresará a Jhiery el tiempo que estuvo injustamente en el presidio a causa de un sistema judicial corrupto y nauseabundo. Y esto es de todos los días y les sucede a personas concretas, con nombre y apellido que no salen a la luz pública. Pero ahí están llenando las cárceles y batallando, tratando de mostrar su inocencia en el laberinto escabroso del sistema judicial.
Otro de los ámbitos es la violencia hacia las mujeres quienes son víctimas hasta llegar a ser asesinadas en manos de sus cónyuges o parejas sentimentales. El 2018 finalizamos el año con alrededor de cien feminicidios y con el hecho alarmante de violencia cometida por “la manada boliviana” contra una joven. Las mujeres estamos desprotegidas y se traduce en que Juana, María, Rosa, fueron asesinadas, violadas, agredidas.
La tercera esfera que nos deja mal sabor de boca para festejar una década de un Estado refundado y que se pretendía distinto es el de la salud, que se halla en una situación deplorable. Un caso que conmocionó a la sociedad boliviana fue el caso de “Chumita” un niño que padecía cáncer, lo que llevó a su madre –ante la falta de recursos para costear el tratamiento de quimioterapia del niño– a salir hacia la Argentina donde fue detenida por tráfico de drogas y la encarcelaron. Los vericuetos por los que una persona enferma debe atravesar para salir de tan tremenda realidad son el pan de cada día. Kermeses, rifas y eventos de beneficencia con el fin de recaudar recursos para pagar costosos tratamientos, medicinas y todo lo que implica restablecer la salud se convierten en todo un calvario.
Con todo, cada ciudadana y ciudadano boliviano se halla vulnerable, desprotegido, pues todos podríamos ser Jhiery, Chumita, María la asesinada y, en estas microsituaciones, la construcción del Estado Plurinacional debe evaluarse también. Pese al contexto de bonanza económica que hemos tenido como país en esta década, estos casos son solo la punta del iceberg que nos manifiesta que debemos cambiar el rumbo para llegar al “Vivir Bien” que proclama el nuevo Estado Plurinacional. De lo contrario, la nueva Constitución no habrá sido más que “cambiar todo para que nada cambie”.
La autora es socióloga y antropóloga
Columnas de GABRIELA CANEDO VÁSQUEZ