¿Cómo se originó la palabra mamá?
//Texto: Elizabeth Arrázola//
Hubo un momento en la historia del planeta y del ser humano que lo habita en que surgió el lenguaje, el habla. El momento en que el Homo sapiens dejó de emitir sonidos guturales, comenzando a hablar, para diferenciarse de sus parientes homínidos como el Pitecantropus erectus y el Neardental. Y cuando habló, una de las primeras 23 palabras que pronunció conscientemente fue: Mamá.
“El surgimiento del primer idioma llamado protolenguaje, en el cual no existe la palabra mujer sino mamá, es el momento en que desaparece el homínido Homo sapiens y aparece el ser humano, nacen las religiones matriarcales, las culturas y la civilización, la historia en sí”, afirma el periodista Wilson Garcia Mérida, autor del libro Textos maternos, que entrará esta semana en circulación bajo los auspicios del PEN-Bolivia y el periódico digital Sol de Pando.
En el prólogo de dicho libro, editado por Moratto Artes Visuales, la escritora Gaby Vallejo Canedo explica que el reportaje “es un detenido y complejo estudio lingüístico, antropológico de largo alcance, sobre la presencia en la humanidad de la palabra mamá, que se registra en innumerables lenguas distintas del mundo, casi con idéntico sonido, la llamada ‘cognación’ que García Mérida explica con una fabulosa claridad didáctica. Un largo estudio detenido, muy lúcido, apoyado en fuentes de primer nivel”.
Según Gaby Vallejo, se trata de investigaciones desconocidas en Bolivia que fueron realizadas en los últimos años de este siglo XXI por universidades como la Cambridge y Reading de Inglaterra, Auckland de Nueva Zelanda, la de Copenhague en Dinamarca y la de Harvard en Estados Unidos. El periodista boliviano accedió a esas fuentes durante su exilio en Brasil, donde tomó contacto con periodistas del área científica, vinculados al equipo multidisciplinario que lidera el biólogo evolucionista británico Mark Pagel. “Me sorprendió saber que Wilson tomó contacto directo con algunos integrantes de aquellos equipos de investigadores aprovechando su destierro en Brasil, país de fáciles conexiones a ese nivel”, afirma la escritora en el prólogo del libro que estará a la venta en los días previos al Día de la Madre.
Por su parte, la escritora Milena Montaño Cavero, presidenta del PEN Cochabamba, adelantó que el trabajo del periodista —también integrante de esta organización que agrupa a poetas, escritores y narradores del mundo— será presentado como la ponencia boliviana durante la celebración del Centenario del PEN-Internacional a realizarse en Londres el próximo diciembre.
MUTACIÓN GEOLÓGICA, GENÉTICA Y LINGÜÍSTICA
Según la investigación, aquel primer idioma humano surgió cuando entraba a su fin la cuarta glaciación, que duró 100.000 años, en los cuales surgieron las tres cordilleras glaciares más importantes del planeta: el Himalaya, los Andes y los Alpes. La Edad de Hielo concluyó cuando la órbita terrestre se desplazó de su curva elíptica acercándose al Sol en línea recta paralela, lo que produjo un calentamiento global y el derretimiento de la masa terráquea de hielo, originando el surgimiento de los océanos con una intensidad sísmica que aún prevalece en la zona del Pacífico, donde además se produjo una separación de las placas de Sudamérica y Australia, que durante la glaciación formaban un solo continente. En esa etapa posglacial, también surgieron grandes lagos, bosques tropicales, valles y altiplanos alrededor de tres gigantes cordilleras nevadas, por ejemplo, el Titicaca, la Amazonía y los valles y punas de Cochabamba en los Andes, o el lago Pangong, las selvas de Vietnam y los valles y altiplanos del Tibet alrededor del Himalaya, precisa García Mérida.
Los científicos consultados por el periodista boliviano aseguran que aquel colosal cambio climático estimuló en el Homo sapiens la mutación de un gen latente en los homínidos que está vinculado con la razón y el habla. “El gen que contiene la capacidad lingüística del Homo sapiens y que mutó en el Pleistoceno favoreciendo a la construcción neurológica de las palabras, se llama FOXP2, descubierto en los años 90 del siglo pasado por biólogos del Centro Wellcome de Genética Humana de la Universidad de Oxford, a la cabeza del genetista Simon Fisher”, afirma García Mérida en Textos maternos. El libro, de 134 páginas, incluye seis capítulos en los que da cuenta sobre el patriarcalismo, además de los testimonios de la pacahuara Bose Yacu, la masacre de la Coronilla, la coronación de Adela Zamudio, Recuerdos del Primer Congreso Feminista en Bolivia.
“Por lo visto, el gen FOXP2 no es solamente del habla y de la razón, también es el gen de la memoria histórica —observa García Mérida—, ya que el cataclismo del deshielo al finalizar el Pleistoceno con el surgimiento de los mares y de las de diversas lenguas derivadas del protoidioma originario, es un suceso histórico que se ha conservado en la memoria humana mediante la transmisión oral, y ello ha dado lugar a verdaderas crónicas periodísticas que están plasmadas en libros antiguos como la Biblia o el Corán. El deshielo que da inicio al Holoceno es descrito bajo la parábola del diluvio universal, y la cognación de las palabras en el proceso de dispersión genética y lingüística del homo sapiens se representa mediante la parábola de la torre de Babel, en el Libro del Génesis”.
Fue 15.000 años atrás. Una vez que el Homo sapiens comenzó a hablar, convirtiéndose en ser humano, y estimulado genéticamente por el cambio climático, se desató un proceso migratorio iniciado en África. El homínido hablante se desplazó a lo largo y ancho del continente euroasiático con una carga de genes y fonemas que fueron transmutando fisonómica y lingüísticamente a medida que atravesaba diversos pisos ecológicos, adaptándose a los variados climas. En Europa occidental adquiere pigmentaciones de piel más blancas con ojos claros, pelo rubio, y en Asia se torna cobrizo y de ojos rasgados. Surgen las razas euroasiáticas y las lenguas indoeuropeas, de una misma y única raíz africana. “Los genes mutan y los fonemas cognan”, afirma el autor.
El hombre americano deriva de aquella corriente migratoria de genes y fonemas, y su origen real es tibetano, asegura el periodista. La conexión de la Siberia con Alaska mediante el estrecho de Bering, “que es una especie de canal de Panamá prehistórico emergente de la desglaciación al final de la Edad de Hielo”, dice, dio lugar a la formación de los pueblos indoamericanos iniut, siux, wegaruk, dakotas, arawak, jemez, aztecas, mayas, quechuas, aymaras, etc. La palabra “mamá”, con leves variantes de cognación, es común en aquellos pueblos de uno y otro lado del estrecho de Bering.
LAS 23 PALABRAS DEL PRIMER IDIOMA HUMANO
Para establecer el primer idioma humano, el método aplicado por el equipo dirigido por el británico Mark Pagel y el neozelandés Quentin Atkinson fue seguir las huellas de lenguas muertas de la familia euroasiática como el sánscrito, el latín, el falisco, el gótico, el sabélico, el umbro, el piceno, el osco, el frigio, el tracio, el ilirio, el licio, el lidio, el venético, el mesapio, el lusitano, el luvita y el palaíta, entre otros. “Los científicos han sacado esas lenguas de sus tumbas y al resucitarlas reconstruyeron el protoindoeuropeo; es decir, aquel idioma que el hombre primitivo hablaba cuando el gen FOXP2 comenzó a mutar”, dice el periodista.
Los científicos realizaron estimaciones de las tasas de “sustitución léxica”, utilizando un software que procesó comparativamente un conglomerado de 200 palabras seleccionadas entre aquellas ramificaciones más ancestrales de la familia indoeuropea, midiendo su grado de cognación y frecuencia de uso en el tiempo, comparándolas con lenguas modernas de la misma familia lingüística. De ahí se filtraron aquellas 23 palabras llamadas “súperconservadas”.
Son las siguientes, según se detalla en el libro Textos maternos de García Mérida. Siete sustantivos: hombre, mamá, mano, fuego, corteza, ceniza y gusano. Cinco pronombres: tú, yo, nosotros, quien y ustedes. Cinco verbos: dar, escuchar, tirar, fluir y escupir. Dos pronombres demostrativos: esto y eso. Dos adjetivos: viejo y oscuro. Dos adverbios: no y qué.
Esas palabras, a fuerza de su uso más frecuente que las demás, están cognadas en todos los idiomas contemporáneos de raíz protoindoeuropea y han logrado expandirse hacia otras familias lingüísticas como la austronesia, sin olvidar que algunas de aquellas palabras, como “mamá”, ya estaban presentes 5.000 años antes en las lenguas nigerocongolesas (africanas), afirma el autor.
García Mérida hace notar que, a diferencia de la palabra “hombre” que está “súperconservada”, no hay vestigios primigenios de la palabra “mujer”, sino madre o mamá. “El género femenino está asociado al rol dador de vida, a la conservación de la especie; podemos inferir que en ese punto nacen las religiones matriarcales”, sostiene.
MAPA UNIVERSAL DE LA PALABRA “MAMÁ”
A continuación, un cuadro parcial extraído del libro Textos maternos y que su autor elaboró aplicando el Google Traductor:
1) Ramas de la familia lingüística indoeuropea:
Rama itálica
Español: mamá | madre
Francés: maman | mère
Rumano: mami | mamă
Rama germánica
Inglés: mom | mother
Alemán: mama | mutter
Sueco: mamma | mor
Rama céltica:
Irlandés: mamaí | máthair
Galés: mam | mam
Bretón: mamm | mamm
Rama eslava
Ruso: mamochka | máma
Checo: máma | matka
Croata: mamica | majka
Rama indoirania
Bengalí: mā | mā
Hindí: maan | maan
Nepalí: āmā | āmā
Rama báltica
Lituano: mamytė | motina
Letón: mammīte | māte
Rama helénica
Griego: mamá | mitéra
2) Lenguas no indoeuropeas
Lenguas sinotibetanas
Chino: mā | māmā |
Birmano: maymay | amay
Lenguas indoamericanas
Quechua mamay | mama
Aymara: mama | tayka
Lenguas nigerocongolesas
Zulú: umama | umama
Suajili: mama | mama
Lenguas austronesias
Hawaiano: māmā | makuahine
Cebuano: mama | inahan
Lenguas drávidicas:
Malayo: mam'mi | am'ma
Canarés: mam'mi | tāyi
Lenguas afroasiáticas
Maltés: mommy | omm
Hausa: mama | uwa
Lenguas austroasiáticas
Vietnamita: mẹ ơi | me
Camboyano: meak | mteay
Lengua japónica
Japonés: mama | haha
Lengua coreánica:
Coreano: eomma | eomeoni
Lengua urálica
Estonio: emme | ema
Lengua túrquica
Kazajo: mama | ana