Nicaragua, Nicaragüita
Con esta hermosa canción de Carlos Mejía Godoy se celebraba el derrocamiento del dictador Somoza en 1979 señalando que Nicaragua era “mas dulcita que la mielita de Tamagas, pero ahora que ya sos libre, Nicaragüita, yo te quiero mucho más”. A casi 40 años de esa épica victoria del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), Mejía Godoy, en apoyo a la revuelta de los últimos días, denuncia en su nueva canción “Los jóvenes de abril”, la represión, indicando que “surgen de la sombra los mastines (…) El zarpazo alevoso de los Caínes. El cobarde fulgor de los puñales. Y se tiñe la tarde en arreboles. Con la sangre preciosa de los lirios”.
La represión según los hermanos Mejía Godoy fue brutal: “los Antimotines, apañando a fuerzas de choque de jóvenes paramilitares de la Juventud Sandinista, lanzaron gases, garrotearon, dispararon balas de goma y de plomo contra una manifestación pacífica de jóvenes y población que expresaban su inconformidad contra la recién ley aprobada del INSS, con un saldo de más de 60 muertos, Todo esto le ha vuelto a recordar a nuestra población, los años más oscuros de la impunidad somocista”.
Estos importantes cantautores nicaragüenses, como muchos otros líderes del FSLN, rompieron con el sandinismo hace muchos años. Denunciaron el vaciamiento de la democracia interna del Frente y la concentración de poder y riqueza en manos de la nueva oligarquía sandinista liderada por Ortega y su estrafalaria mujer Rosario Murillo.
Poco queda del sandinismo de los años heroicos y en su lugar hay un partido de gobierno que se aferra al poder por el poder. Mónica Baltodano, comandante guerrillera, exmiembro de la Dirección Nacional del FSLN, al analizar este fenómeno en su artículo: ¿Qué régimen es este? ¿Qué mutaciones ha experimentado el FSLN hasta llegar a lo que es hoy?, publicado en la Revista Envío en enero de 2014, señala que el Frente ya no tiene ningún espíritu revolucionario y solidario y que ahora los militantes son pragmáticos y acomodaticios. “Hoy no importa asociarse con ladrones, corruptos y delincuentes, tal como Ortega hizo con Alemán (…), si con eso se preserva el poder.
Además, la lucha por la justicia social ha sido remplazada por “la práctica de la caridad (…) Lo que tenemos ahora es un socialismo compasivo, donde se hacen cosas para los pobres por caridad, con regalos que vinculan la religiosidad popular al poder, como esas grandes colas que hacen los más pobres ante los altares de la Purísima para que el Gobierno les regale algo de comida”.
Por último, retomando a Raúl Zibechi, la crisis nicaragüense está desnudando la pobreza ética de una buena parte de la izquierda “que siguen mentando la intervención del imperialismo para justificar los crímenes” de Ortega y Murillo. Con seguridad “Estados Unidos alienta a los jóvenes nicas a voltear a Ortega. Pero eso no tiene la menor importancia, porque no estamos para jugar el ajedrez geopolítico, sino para defender la vida de los pueblos, esa vida que el gobierno de Managua se empeña en destruir”.
El autor es ecónomo.
Columnas de MANUEL DE LA FUENTE