En defensa de los árboles
Había una vez una familia cochabambina compuesta por papá, mamá, el hijo mayor y la nena de la casa dispuesta a gastar, durante el invierno, 400 dólares al mes en un ítem: medicamentos para combatir la gripe.
El presupuesto comenzaba con la compra de un protector solar, que oscila entre 37 y 276 bolivianos, continuaba con la adquisición de un paraguas a Bs 25, para la mamá ya que debía protegerse de los rayos del sol y un barbijo desechable a Bs 3, para aminorar el efecto del aire contaminado.
La suma crecía con la compra de aspirina a 35 centavos, paracetamol a 0,50, antigripal cada uno a cinco, para paliar el resfrío; pero si la situación se complicaba era muy posible que el médico recetase un antibiótico, por ejemplo Azitromicina, cada gragea a Bs 21, spray nasal a 78, así como los específicos Fluimucil y Libbera D, para sumar unos Bs 476.
Llegado el caso, y dadas las altas posibilidades de contagio, los cuatro integrantes se enfermarían, y usando la misma cantidad de medicamentos daría un subtotal de Bs 1.904, más las cuatro consultas, cada una a Bs 200, serán Bs 800 y el resultado final es de Bs 2.800 o los 400 verdes.
¿Le parece un cuento alejado o cercano a la realidad? ¿O más bien he quedado corta con la cifra?
Es posible que algunos lectores piensen que exagero o que algunas mamás señalen que no he aumentado ciertos detalles al cuentito como el quedarse despiertas mientras su hijo es nebulizado.
Además de la evidencia empírica, y aguantarse año tras año las epidemias de gripe e influenza, flota en el aire la pregunta de qué se podría hacer. Algunos apostarán por las vacunas y sin menoscabar su efecto, es, posiblemente, más efectivo, mantener la ciudad limpia y llena de árboles.
Porque ellos limpian el aire, absorben gases como óxidos de nitrógeno, amoníaco, dióxido de azufre y filtran las partículas contaminantes, atrapándolas en sus hojas y corteza. Media hectárea de árboles adultos proporciona oxígeno para 18 personas.
Los árboles refrescan las calles y la ciudad interrumpiendo islas de calor. Protegen de los rayos ultravioleta y un árbol equivale a 10 máquinas de aire acondicionado encendidas durante 20 horas al día. De modo más simple: un árbol hace para el ambiente el trabajo que 10 máquinas de aire acondicionado para un edificio.
Así que la siguiente vez que quiera podar un árbol o retirarlo porque ensucia su acera, o no deja ver la fachada de su edificio, piense en su economía, evite gastar en remedios y más bien siembre más árboles y deje en paz a los que ya están en las aceras y parques de la ciudad.
La autora es magíster en Comunicación Social y periodista.
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