Aplazados todos
Papás y mamás se declararon en huelga de hambre, en Tarija, porque sus hijos de sexto de secundaria reprobaron Física y por ende perdieron el año. Exigieron, con la medida, que sus hijos sean aprobados y se gradúen.
El caso, relatan los medios de comunicación, se dio en el colegio Belgrano en Tarija. Las mamás acusaron a la profesora de la materia señalando que los ejercicios planteados en el examen no estaban explicados de forma debida.
El director del colegio, Saúl Arias, señaló que en principio eran nueve los reprobados; sin embargo, después de tres oportunidades adicionales, sólo cuatro lograron rendir en el examen.
Por su parte el ministro de Educación, Édgar Pary, pidió a los padres de familia, cuyos hijos atraviesan por casos de reprobación asumir responsabilidad ante este panorama y no buscar justificaciones para rechazar las calificaciones negativas.
Pero aplazados están todos. Desde hace 13 años que la Reforma Educativa no funciona. La Ley de la Educación “Avelino Siñani-Elizardo Pérez”, que pretende retomar la experiencia de la escuela de Warisata, no ha logrado otra cosa que enseñar que con huelgas, paros y bloqueos, se consiguen los objetivos más inverosímiles.
El aplazo es para todos, pero ¿qué se puede esperar de los libros pseudoeducativos como Las aventuras de Evito o Evito y el mar escritos por Alejandra Claros Borda entre 2014 y 2015, y editados por el Ministerio de Comunicación, y fueron declarados de lectura obligatoria en las instituciones educativas bolivianas? Allí sólo hubo adoctrinamiento y no educación.
Tampoco hay educación cuando se autoriza la quema de 20 hectáreas por familia, para transformar a los bosques en “tierras productivas”. Mucho menos cuando se matan a los animales a título de “rituales” y “ofrendas” para la Madre Tierra. Peor aun cuando se permite el uso del mercurio, ocasionando la contaminación de los ríos y la muerte de miles de peces en los ríos, así como el envenenamiento de cientos de comunarios que viven en la zona.
Aplazo total para el escaso combate al narcotráfico y al contrabando. Aplazo para la burocracia infinita que ahoga a los emprendedores y aplazo para los miles de burócratas que han encontrado la manera fácil de vivir a costillas de los pocos que aportan.
Aplazo al proceso de cambio. Es sólo un proceso de cumbia, donde bailan pocos que se han enriquecido a costa de depredar el país, a título de “bolivianización” de la economía y del sistema de modelo económico, social, comunitario y productivo.
La autora es periodista
Columnas de MÓNICA BRIANÇON MESSINGER