Sangre azul
Plato servido. La publicidad estatal en gloria y majestad. Presente en la edición dominical de Los Tiempos, como no podía ser de otra manera. Ahora sí entra dinero a un desfalleciente medio de comunicación.
El emblema de Cochabamba, agonizante, recibe una transfusión monetaria de color azul. Quizás no muera como empresa, pero sí como independiente y plural. Muy conveniente para tiempos prelectorales. Allí es donde no quiero estar. Porque si algo hice fue mostrar y opinar negativamente sobre los inmensos y cientos de desaciertos del régimen masista gobernante.
Dudo que censuren éste y otros artículos de mis colegas de página. Pero con seguridad que llegará un momento en que decir que la planta de carbonato de litio es una mamada; que los bonos del BCB son una basura; o que la subvención a los hidrocarburos es la única forma de no echar a patadas a Arce, será modificado, porque son precisamente la propaganda que aquí se emite.
Escribo porque es una manera de exorcizar demonios. Es la catarsis frente a las metidas de pata. No sólo del gobierno central. Sino también de los municipales. Como ese exabrupto del alcalde de Cochabamba que dijo que “si o si” hará un corredor vehicular, sin tomar en cuenta el negativo impacto ambiental que significa retirar 150 árboles de una ciudad vencida por el smog.
Esas metidas de pata también efectuadas por gente estúpida que compra musgo para adornar a su pesebre. Sin pensar que ese musgo es la piel de los bosques e impide que la lluvia lave las laderas. Esa misma gente que cada primer viernes del mes enciende sus carbones y “sahumea” a la ciudad pensando que con eso atraerá riqueza a su negocio.
Así de tonto suena. Humo por dinero. El dinero se hizo humo hace rato. Cuando el perverso populismo gobernante pensó que es un óptimo administrador y ha creado y sigue creando empresas estatales deficitarias.
El dinero se hizo gas. No hay gas para exportar. Así que no les queda otra que seguir incendiando la Chiquitania año tras año para transformarla en pastizales para vacas, terrenitos para los “interculturales”, o para sembrar coca.
¿Seguiremos expectantes y lamentando que el humo cubra a Bolivia todos los septiembres y octubres? ¿O haremos algo al respecto? De momento, paso la página y continúo en otro espacio donde la espada de Damocles no estará sobre mi cabeza, esperando el momento oportuno de caerme y cortarla cual maduro melón.
Como siempre, seguiré desde mi muro en digital, y desde los medios que con certeza son libres e independientes. Algo raro en un país que supuestamente empezó con esas palabras.
La autora es periodista
Columnas de MÓNICA BRIANÇON MESSINGER