La masacre de San Juan, la noche más larga
No cabe duda de que para el sector minero, el 24 de junio de 1967 fue la noche más larga de aquel año. El campamento minero de Catavi-Siglo XX sufrió una cruenta represión por el régimen de Barrientos.
Los antecedentes de esa noche sangrienta se remontan a 1964, año en el que Barrientos depuso al entonces presidente Víctor Paz, pues vio que la resistencia obrera avanzaba y el MNR ya no podía contenerla. A esto se sumaba que en el contexto internacional existía una fuerte contraofensiva imperialista en América Latina, antisindicalista y anticomunista. En este marco es que el general actuó. Su intención fue clara, barrer con todo vestigio de la revolución del 52, lo que suponía acabar con el poder sindical en las minas. Todo el peso del régimen cayó contra el sector minero, el más contestatario y que se constituía en la vanguardia revolucionaria. Juan Lechín Oquendo es exiliado, se militariza los campamentos mineros. La COB fue intervenida y los sindicatos descabezados. Una serie de medidas fueron aplicadas en detrimento de los mineros. Dos dirigentes reconocidos, César Lora e Isaac Camacho fueron asesinados, otros pasaron a la clandestinidad. Muertes, heridos, detenciones y confinamientos marcaron este episodio cruento de la historia. Los mineros con mucha garra se defendieron y pese a todo volvieron a formar células de resistencia, en lo profundo de los socavones.
Cuando el gobierno de Barrientos se sentía consolidado, volvió a asomar la recomposición del movimiento obrero, pues el descontento cundía y los núcleos sindicales clandestinos tomaban nuevamente fuerza y en el sur de Bolivia el foco guerrillero dirigido por el Che Guevara se instalaba. El gobierno creía que detrás de estos se tramaba un plan subversivo. Por eso había la predisposición a propiciar una masacre, pues debía detener el ampliado nacional minero en el que varios sectores de trabajadores se harían presentes en Catavi-Siglo XX. El argumento ya lo tenía: apagar una presunta rebelión.
Es así , que la noche de San Juan los mineros habían festejado la noche más larga y después de realizar los consabidos ponches, fogatas y vivir unas horas de algarabía, fueron sorprendidos por las fuerzas militares. El ataque fue a quemarropa, mujeres, hombres niños recibieron la balacera. El movimiento minero en una situación desventajosa sufre la derrota. A medio siglo de lo ocurrido, es necesario recordar aquella fatídica fecha en la que el movimiento minero sufrió un revés por aquel gobierno dictatorial. Y nos corresponde rendir honor a los dirigentes y mineros de base que cayeron resistiendo al poder.
La autora es socióloga y antropóloga.
Columnas de GABRIELA CANEDO VÁSQUEZ