¡Alto al bullying dañino!
Los Ciudadanos Voluntarios en Acción Civoac están realizando una labor social en beneficio de la comunidad ayudando a gente en violencia.
El acoso escolar o bullying llamó la atención de Civoac al atender el caso de una adolescente de 16 años que fruto de juegos torpes y sin límites de sus compañeros de clase se vio afectada en su salud con cirugías que pusieron en riesgo su vida; aflicciones a su familia humilde para conseguir 35 mil bolivianos por gastos del Hospital.
Civoac no es la autoridad competente para atender estos casos, pero es un grupo de apoyo que escucha a la gente en busca de ayuda, siendo gestores para que el problema tenga pronta atención ante las instancias pertinentes y se llegue a un buen acuerdo.
Por la necesidad que se observa de llegar a la comunidad estudiantil con autorización de los directores de las unidades educativas fiscales y particulares, se arranca con el programa “Transformando Nuevas Generaciones” con dosis de buena energía a través de talleres de concienciación gratuitos sobre el bullying, sus consecuencias en la víctima, el agresor, su entorno familiar, educativo y la sociedad. Es necesario que los chicos entiendan que sus actos inconscientes y burlones por creerse los más fuertes en el grupo tienen efectos colaterales serios. Estudios revelan que el 70% de los casos provocan trastorno mental, bajo rendimiento escolar, ansiedad, pánico, inseguridad, baja popularidad, pérdida de apetito, ira, aislamiento y lo peor el suicidio.
Los directores y profesores deben denunciar estos casos. Si no, incurren en un delito. No basta sancionar a los agresores con simples papeletas o expulsión del colegio porque se puede estar creando un potencial agresor que acumula odio y podría vengarse, como ocurrió en EE.UU. con tiroteos provocados, en algunos casos agresores que los marginaron, sin hacerles seguimiento con terapia psicológica. O víctimas reprimidas y que pueden pasar a convertirse en el personaje opuesto.
En nuestro medio la sanción debe estar normada en el Código del Niño/Adolescente, pero una Ley del Bullying que sigue en tratamiento, podría frenar un poco más. No sería mala idea que se instituya una ordenanza para los agresores como la limpieza de la basura en su escuela con un letrero que diga “Cometí Bullying, me arrepiento; nunca más lo haré, corregiré mi actitud”, así sabrán ponerse en el lugar del otro y la pensarán dos veces antes de volver a infringir.
Por lo pronto se avanza con convicción y compromiso por transformar el bullying dañino en habilidades sociales que despierten conciencia y empatía para formar generaciones con espíritu colaborativo y no destructivo.
La autora es fundadora de Civoac y Comunicadora Social
Columnas de CLAUDIA HERBAS FLORES