Combatiendo al coronavirus: que los daños no superen los beneficios
El primer análisis de costo-beneficio para EEUU revisado por un grupo de expertos, muestra que un distanciamiento social moderado, un enfoque similar al de Suecia, tiene mucho sentido. Al permitir que las escuelas y el trabajo permanezcan abiertos –pero reduciendo drásticamente los contactos en todas las demás áreas públicas para “aplanar la curva”–, cada dólar de costo alcanza 1,70 dólares en beneficios sociales. Sin embargo, una política de cierre a largo plazo costaría mucho más y salvaría menos vidas adicionales.
Pero, ¿cuál es la situación de los países en desarrollo? Investigadores de la Universidad de Yale documentan que los beneficios de las políticas frente al coronavirus son muy inferiores.
En primer lugar, porque en los países pobres hay un número sustancialmente menor de ancianos que se beneficiarían del distanciamiento social. En segundo, estos países ya tienen una baja capacidad hospitalaria, por lo que aplanar la curva ayudará poco y aun así los hospitales se verán desbordados. Por último, las personas más pobres mueren por muchas otras causas evitables. Esto significa que valoran mucho menos cualquier reducción de riesgos de contraer el coronavirus.
La Comisión Nacional de Planificación de Malawi, Copenhagen Consensus y el Instituto Africano de Políticas de Desarrollo acaban de realizar el que probablemente sea el primer análisis de costo-beneficio de las políticas frente al coronavirus para un país en vías de desarrollo. Sus conclusiones son contundentes.
Los modelos muestran que, además de limitar las muertes por coronavirus, un distanciamiento social moderado también mejorará el tratamiento de algunas enfermedades como el VIH, pero reducirá la eficacia de otros tratamientos, como los del paludismo y la tuberculosis. También disminuirán las muertes por accidentes de tráfico, aunque aumentarán los niños desnutridos.
En total, los estudios muestran que esta política puede evitar casi 7.000 muertes en un país de 19 millones de personas. Eso es alentador, pero hay costos significativos.
Si bien una epidemia de coronavirus tiene inevitablemente un costo económico, el distanciamiento social moderado provocará un impacto económico algo mayor. Las pérdidas económicas totales de Malawi ascienden a 6.700 millones de dólares, lo que equivale casi al PIB anual de ese país.
Malawi ha cerrado sus escuelas para ayudar a combatir el coronavirus, pero esto también es muy caro. Unos seis millones de escolares aprenderán menos y terminarán siendo menos productivos en su vida adulta. Dado que el aumento de la productividad por cada año de escolaridad extra se estima en un 12,2%, la pérdida total para las generaciones venideras de Malawi cuesta hoy en día 5.200 millones de dólares.
En pocas palabras, un distanciamiento social moderado y el cierre de escuelas puede salvar 7.000 vidas a un coste de 12 mil millones de dólares. ¿Vale la pena? Muchas personas bienintencionadas argumentarán que las vidas deben ser salvadas a cualquier precio, pero eso no sucede.
Cada año, en Malawi mueren 22.000 personas a causa del VIH, las cuales podrían haberse salvado casi en su totalidad con recursos suficientes. Un estudio estima que las políticas eficaces para aumentar la calidad de la nutrición de las personas infectadas por el VIH podrían salvar 7.000 vidas por tres millones de dólares. Por la cantidad que Malawi gastaría en salvar una vida a través de las políticas de coronavirus, podría salvar 4.000 vidas aplicando políticas inteligentes contra el VIH.
Además, la mayoría de las vidas salvadas frente al coronavirus son de personas mayores, mientras que la mayoría de las vidas salvadas en la lucha contra el VIH, el paludismo, la tuberculosis y la malnutrición infantil son de personas mucho más jóvenes.
Por lo tanto, en Malawi, cada dólar gastado en un distanciamiento social moderado para hacer frente al coronavirus, aportará sólo cuatro centavos de beneficio social.
Por supuesto, Malawi debería continuar con una serie de medidas de distanciamiento social sensatas y de bajo costo, la ausencia de grandes reuniones y el lavado de manos. Debería mantener en funcionamiento los servicios de salud para tratar la tuberculosis, la malaria y suministrar vacunas y proporcionar máscaras al personal sanitario.
Pero lo más importante es que Malawi –y probablemente muchos países en vías de desarrollo– no debería cerrar sus escuelas o su economía para hacer frente al coronavirus, porque los daños superarán con creces a los beneficios.
El autor es presidente del Copenhagen Consensus Center
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