Ciudad de los 15 minutos para desarrollar consciencia urbana
La pandemia ha aumentado la consciencia de vivir en ciudad, la valoración de la calidad y acceso a los servicios, y dejar en evidencia el tiempo infame del transporte laboral. Al margen de la distancia, en la mayoría de nuestras ciudades el transporte público es malo, con embotellamientos en las horas pico y sin un plan maestro pensado en favor del usuario.
El catedrático colombiano de la Universidad de París, Carlos Moreno, propuso en 2016 "la ciudad de los 15 minutos" que se popularizó gracias a la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, quien asumió esa propuesta como suya.
Esa propuesta apunta a facilitar que los vecinos puedan moverse a pie o bicicleta para cubrir sus desplazamientos cotidianos en ese tiempo y, cuando ello no sea posible, el auto se quede en la casa y se utilice masivamente el transporte público. El objetivo es crear una ciudad próxima, diversa, densa y ordenada.
Se trata de focalizar las necesidades de la ciudad que se resumen en siete funciones que cualquier ciudadano feliz necesita: habitar, trabajar, hacer sus compras, acceder a la salud, la educación, la cultura y el descanso en armonía con la naturaleza.
La idea busca hiperproximidad social que permita reducir largos desplazamientos para cubrir necesidades básicas y limitar la dependencia del transporte vehicular, público o privado. “Vivir en la ciudad es acceder a compras, a un trabajo, con menos desplazamientos engorrosos, con mejor acceso al cuidado de la salud, a la educación, a la cultura”, dice Moreno.
Considerando que las ciudades se dividen en barrios y que cada uno tiene sus particularidades físicas, culturales, humanas y económicas, se trata de redescubrir las relaciones que aporten seguridad, planificando un sistema de servicios de acceso materialmente próximo, con conectividad y redes cuando sea posible.
La pandemia puso en evidencia la urgencia de los trámites en red, el teletrabajo y la entrega a domicilio que deben ser considerados como acciones para ganar tiempo en favor del ocio productivo y la familia.
Hoy, además de París, existen ciudades que ya están poniendo en marcha el concepto, Busan en Corea del Sur, Buenos Aires, Milán, Edmonton en Canadá y, para ajustarlo a su realidad, en Australia han ampliado la distancias en el barrio a 20 minutos.
En España, las personas que viven en municipios de más de 50.000 habitantes, ya tienen cerca los servicios e infraestructuras básicas, aunque falta enfrentar los tiempos para ir al trabajo o estudiar; el 90% de los hogares tienen cerca colegios y hospitales, pero no el trabajo ni las universidades.
En Barcelona, un 99% de los habitantes tiene restaurantes y farmacias en su zona; un 98%, colegios y un 97%, supermercados y centros de salud u hospitales. Estas son las cinco categorías que tiene en cuenta el Instituto Nacional de Estadística español para valorar los servicios e infraestructuras de las zonas donde está la mayoría de las viviendas, Esto está facilitado por el desarrollo urbanístico español, caracterizado por densidad de población en edificios de altura, con ciudades compactas que favorecen la provisión de servicios.
España es uno de los países del mundo con mayor porcentaje de población viviendo en pisos y apartamentos, teniendo concentración poblacional mayor que Suiza, Alemania o Italia.
El Primer reporte del estado de la prosperidad de las ciudades de Bolivia, presentado en mayo de 2021 por ONU Hábitat, es un documento imprescindible para comprender el fenómeno urbano en un país donde ni los gobernantes ni los administrados tenemos responsabilidad y consciencia urbana. Sin embargo, propuestas como la de “la ciudad de los 15 minutos”, pueden ayudar a ajustar la planificación urbana, la oferta de servicios en los barrios en función de las personas, y superar el desgobierno de los transportistas y de los comerciantes en los mercados y las calles. Respetando su derecho al trabajo, deben saber que se hacen malquerer profundamente.
Un dato duro es que “la densidad urbana en Bolivia ha descendido de 7.047 Hab/Km2 en 2001 a 5.375 Hab/Km2 en 2012, lo que representa una pérdida de densidad de 1.672 Hab/ Km2, lejos de la media recomendada de 15.000 Hab/Km2 (ONU-Habitat, 2014). Lo anterior es resultado, fundamentalmente, del proceso de crecimiento con un patrón de baja densidad. Este patrón de desarrollo ha significado que las ciudades y aglomeraciones urbanas sean, en su mayoría, muy dispersas poblacional y económicamente”, señala la citada publicación.
La agenda para enfrentar esta realidad pasa por que el Estado deje de negar y encubrir el fenómeno de la migración; es imprescindible concretar el funcionamiento de las regiones metropolitanas y proteger la expectativa de las personas de poseer un predio urbano, legal, con seguridad jurídica como respaldo patrimonial.
Para vivir en una sociedad ordenada y pacífica, se requiere fortalecer la capacidad regulatoria y de ordenamiento transparente de las autoridades responsables del desarrollo inmobiliario, estableciendo reglas para el desarrollo de la capacidad de los innovadores inmobiliarios que están cumpliendo funciones públicas que el Estado se niega a cumplir. No existe otro camino.
El autor es director de Innovación del Cepad
Columnas de CARLOS HUGO MOLINA