Ríos de basura
Una visita de Los Tiempos a los botaderos de Tarata, Arbieto y Tolata permitió verificar el deplorable tratamiento de la basura en algunos municipios del valle alto. El caso de Tarata es el que más llama la atención debido a que sus desechos son arrojados al cauce del río Ch’akimayu, considerado afluente de la represa de La Angostura. Y aunque los pobladores digan que, por ahora, el río se halla sin agua, la proximidad de la época de lluvias causa alarma al imaginar los efectos.
Hace sólo dos meses, Los Tiempos hizo una visita similar a los botaderos del valle bajo, donde se verificó que la situación es similar a la del valle alto. El basurero de Vinto es uno de los más críticos debido a que se encuentra en la ribera del río Rocha. El de Tiquipaya que está frente a un matadero y un río, y los botaderos colindantes de Quillacollo y Colcapirhua tampoco escapan observaciones ambientales.
Prácticamente, todos los municipios de Cochabamba (incluyendo al de la ciudad capital) enfrentan problemas comunes: arrojan sus desechos a las riberas de los ríos o a sus cauces, en sitios agrícolas o en zonas que quedan cada vez más cerca de sectores urbanos y sin reunir el más elemental proceso de tratamiento para mitigar el efecto nocivo de la basura para el medio ambiente y la salud de la población.
La Secretaría de Medio Ambiente de la Gobernación ha recordado que la mayoría de los botaderos que funcionan en el departamento carece de licencia ambiental. Una auditoría realizada en 2019 y presentada a la Contraloría estableció que 43 de los 47 municipios de Cochabamba no hacían un buen tratamiento sus desechos. Los expertos consultados por este medio dudan que en estos cuatro años haya habido algún cambio en esa situación.
Sin embargo, la Gobernación recuerda también que el plazo para que cierren todos estos botaderos fenece en 2026. ¿Pero qué solución darán? Los responsables de los vertederos de Colcapirhua, Quillacollo y Vinto son conscientes de la enorme inversión que demandaría una planta de tratamiento si cada municipio va por su cuenta, y piden retomar el proyecto de la Planta Metropolitana de Residuos Sólidos que la Gobernación de Cochabamba ofreció en el pasado, pero que se estancó por diferentes razones.
Al ritmo que se avanza, no parece que esta vaya a ser la solución, debido, principalmente, a intereses políticos y regionales y al gran detalle de que ningún municipio quiere albergar ese proyecto.
Hoy nuevamente se está como al principio, no hay plan común, el tiempo va pasando, los municipios están huérfanos frente a este problema, los rellenos se van llenando sin el tratamiento adecuado, la población va creciendo cada vez más cerca de la basura y los botaderos, más de 40, con su altísimo poder contaminante, se convierten en una bomba de tiempo.