Ganó la democracia
Más de siete millones de bolivianos cumplieron ayer con su compromiso democrático y tomaron la palabra a través del voto. De esa manera volvieron a apostar por la democracia como el sistema de designación de quienes nos gobiernan y nos representan.
La población acudió por décima vez a las urnas en Bolivia, desde la recuperación de la democracia en 1982, después de derrotar a las dictaduras. Así, ayer, cada ciudadano tuvo la libertad de elegir libremente por su mejor opción.
Las imágenes de los bolivianos haciendo fila para sufragar y esperando pacientemente para ejercer su derecho al voto no sólo es una señal de cumplir con el deber cívico, sino el reflejo de una sociedad que, a pesar de sus problemas, complejidades y polarizaciones, se niega a ser un simple espectador de los acontecimientos, que tarde o temprano, impactarán en su vida y en la de sus seres queridos.
La masiva afluencia a las urnas para elegir a los nuevos gobernantes y asambleístas es, sin lugar a dudas, un poderoso mensaje de compromiso cívico y de vitalidad democrática que merece un análisis profundo.
La alta participación también envía una señal clara a los futuros gobernantes del país de que su mandato tiene la legitimidad reforzada por el respaldo popular.
Esto implica una mayor responsabilidad para cumplir lo prometido en la campaña electoral. La población cumplió con el esfuerzo de votar y ahora espera ser escuchada y que sus necesidades sean atendidas.
La historia ha demostrado que la democracia es la forma de gobierno que garantiza la libertad de los ciudadanos.
La elección, cada cinco años, de las autoridades del Estado y de los miembros de la Asamblea Legislativa Plurinacional es el pilar fundamental de la democracia.
El voto ciudadano es la manifestación más clara de respaldo que los ciudadanos brindan a sus candidatos con la esperanza de mejorar sus condiciones de vida , de desarrollarse y afianzar los logros sociales y económicos que se han conseguido para el beneficio de todos los bolivianos.
El voto también es una manera de garantizar la renovación del poder, lo que permita la alternancia sana y transparente en los cargos políticos, es decir de quienes toman las decisiones en la administración del Estado.
Más allá del resultado de los comicios, la gran ganadora de la jornada electoral es la democracia y los votantes, el ciudadano que confía en el sistema y sigue apostando por esta como un motor de cambio y transformaciones.
Bolivia, además, es un ejemplo de resiliencia, porque renueva su esperanza y busca soluciones pacíficas a sus crisis y problemas.
El gran desafío es que quienes han merecido la confianza de los votantes respondan a esta y que, por su parte, los ciudadanos reclamen el cumplimiento de su mandato cuyo fin supremo es el bienestar colectivo.