No masificar, ni vulgarizar
El ofrecimiento de titularización vía “homologación”, de las diferentes modalidades de ingreso es una promesa felona y demagógica
Revisando las hojas de vida de varios jueces de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), y de árbitros registrados ante la Corte Permanente de Arbitraje Internacional (CPA), destaca el peso intelectual y académico de estas personalidades, lo cual refleja el bagaje adquirido durante años de formación profesional, experiencia laboral y dedicación a la academia en centros universitarios de gran prestigio. Sólo algunos de ellos ostentan el grado de “Docente Titular, o Docente Emérito”, una especie de “suma cum lauden” fruto de una vida dedicada a su propia formación y una gran especialización.
La mayoría de ellos, ostenta como mínimo un título de Doctor, son docentes universitarios, investigadores, escritores prolíficos y conferencistas reconocidos. Las universidades se prestigian y sus estudiantes también.
Que gran diferencia, con lo que sucede en nuestras universidades, especialmente en la Universidad Mayor de San Simón, que concurrirá a un claustro universitario para elegir Rector y Vicerector, quienes en consecuencia tendrán el control del ejecutivo del gobierno universitario. A contravía de lo que ocurre en otras universidades del sistema boliviano, por ejemplo, la UMSA, el buque insignia de esta campaña es la promesa de otorgar la titularización a la mayoría de los docentes que actualmente ejercen esas funciones, con el único objetivo de granjearse el voto ponderado de estos (cada voto docente equivale al de 54 estudiantes aproximadamente).
Corresponde en este punto, un paréntesis necesario. La crisis de la universidad es estructural y merece un abordaje múltiple. Este artículo se refiere a un aspecto del problema, en mi criterio, uno de los más graves, la calidad e idoneidad del profesor universitario.
Es cierto, que el Estatuto Universitario, contempla la titularización docente, pero establece para ello la convocatoria a exámenes. Por tanto, todos quienes ejercen la docencia en la Universidad, en este caso en San Simón, tienen el pleno derecho a aspirar y acceder a la titularidad. Lo que no dice en ninguna parte de la normativa universitaria, es que se pueda ser “titular” sin el requisito del examen. Por tanto, quien promete otorgar este “beneficio” sin que se cumpla con la obligación de ser examinado, con un reglamento claro y transparente, por tribunales imparciales, académicamente objetivos y paritarios (docentes titulares o eméritos, y estudiantes destacados), está simplemente mintiéndole al electorado universitario e invitando a vulnerar las normas que rigen el sistema.
El año pasado vivimos la peor crisis de la historia de la Universidad, gracias a la desacertada decisión de pretender una titularización masiva y automática de los docentes de San Simón. Las Universidades del sistema, con San Andrés a la cabeza, rechazaron ese intento, la sociedad en general, especialmente la cochabambina la censuró en forma categórica. Esta intentona, fue aprovechada por una cierta dirigencia estudiantil para degradar hasta el ridículo la dignidad del ejercicio de la docencia. Ésa es la imagen que hoy nos toca reivindicar a quienes ejercemos esta enaltecedora actividad.
Es probable que una buena parte de la votación del estamento docente se defina en torno al ofrecimiento de titularización vía “homologación”, de las diferentes modalidades de ingreso. Ésta es una promesa felona y demagógica, y se corre el riesgo de reeditar una crisis que podría resultar peor que la del año pasado.
Una cosa es la estabilidad laboral del docente, y otra la titularización, ambas pueden convivir perfectamente, sin que ser docente titular, permanente (deben eliminarse los términos extraordinario/provisorio), o invitado, signifiquen discriminación o vulneración de derechos humanos, creer ello es una falacia.
En síntesis, los candidatos debieran comprometerse a convocar prontamente a un congreso que a tiempo de tratar la crisis de la UMSS, apruebe el reglamento que permita tomar exámenes transparentes e imparciales para acceder a la titularización, evitando con ello su masificación y vulgarización. Los docentes merecemos respeto, la comunidad estudiantil necesita docentes idóneos, la sociedad requiere buenos profesionales, lograrlo es plenamente posible.
El autor es docente en la UMSS.
Columnas de WILLY WALDO ALVARADO VÁSQUEZ




















