Camargo, cuna del vino y el singani
La ciudad de Camargo, ubicada en el departamento de Chuquisaca, es conocida como la tierra del sol, del vino y del buen singani. Por lo mismo, el lugar fue elegido para el lanzamiento de la XII Feria Nacional Vitivinícola (Fenavit) con el objetivo de impulsar la venta y exportación de vinos y singanis de la región, además de rendir homenaje a aquellos pioneros de la vitivinicultura en Bolivia, sacerdotes y misioneros de diversas órdenes religiosas que introdujeron la vid y desarrollaron la actividad vitivinícola en el país.
El evento se desarrolló en la plaza 6 de Agosto para anunciar que la fiesta de los productores de uva, vinos y singanis, distribuidos en 32 municipios y seis departamentos del país, será del 3 al 5 de marzo, lo que coincide con la Vendimia de Camargo.
“El cultivo de la uva es uno de los sistemas de producción más antiguos e importantes del mundo, teniendo una gran importancia en la cultura y la economía de los pueblos. La actividad productora de la uva de los cintis es el motor económico de nuestra región y la razón de ser de nuestros productores de este valle que dio origen a la vitivinicultura en nuestro país”, manifestó el presidente de la Fenavit, Bonifacio Gudia.
De la actividad participaron autoridades nacionales y del municipio de Camargo con la intención de mostrar los esfuerzos conjuntos para dar realce a la feria que tiene altos objetivos con relación a la producción de la uva y el singani.
Como parte de las actividades que se realizaron, el arzobispo emérito de Sucre, Jesús Juárez, se encargó de bendecir los frutos de la temporada y dió inicio a la vendimia (cosecha de la uva) en la región de los cintis.
La cosecha
Como parte de la cosecha en Camargo, tal como en otros puntos de Chuquisaca y Tarija en esta época, son varios actores los que participan en este proceso. En dicha feria, el dueño de una de las bodegas más reconocidas de Sucre, Hugo Aparicio Leyton, junto a sus trabajadores mostraron, mediante un sociodrama, el proceso de la cosecha, además de dar a conocer los cargos que se tiene.
Por ejemplo, entre ellos se encuentra el patrón, quien es el dueño de la hacienda y se encarga de contratar a gente que trabaje en el viñedo.
Luego se encuentra el viñatero, que se caracteriza por ser el más sumido de la viña, es una persona que se trasnocha cada día y anda con su faro viendo a aquellas hormigas u otros insectos que comen uvas. Este también se dedica a regar la viña.
El semanero, cuya persona es elegida de toda la peonada, es el encargado de atender la hacienda de lunes a domingo, dar de comer a los animales, abastecer de agua la cocina del patrón, ver la forma de que llegue agua clara y rajar la leña, ya que antes no había cocina.
Los peones se encargaban de trabajar en la viña, eran aquellos que contrataba el patrón, quienes estaban dispuestos a trabajar todo el año, incluso se les daba un hogar con su huerto, o a veces un terreno. Se encargaban de trabajar en la viña, ir a la acequia, etc.
Finalmente, las mujeres, quienes intervenían en diferentes actividades.
Para la cosecha de la uva, los peones, trabajadores del patrón, mencionaron que, en la época de los abuelos, mucho antes de que llegue la tecnología todo se realizaba a mano.
En junio y julio se comenzaba con la cava. Luego, se realizaba lo que denominan ellos “cuspear”, que trata de romper los terrones de la viña. En este trabajo las mujeres intervenían con una lukana, que era un palo que golpeaban lo que los peones no podían partir. Después, procedían a parar los parrones, amarrarlos y así iniciar con la limpia de la acequia.
Pasado el tiempo, en agosto, se pasaba a la poda, donde de igual manera las mujeres intervenían limpiando el sarmiento. Mientras que los peones regaban la vid y se alistaban para febrero y marzo, ya que es la época de la cosecha.
Para el recojo de la uva, se organizaba con el caballero, quien entraba a la viña para determinar el grado de dulzura, cuando pasaban de dos a tres días, él autorizaba que se realizara la cosecha, ahí entraban los peones quienes subían a los molles y empezaban a pitar (vendimiar) la uva.
Dicha uva lo recogían en una quepina, que es un canasto de caña, algunos tienen cuero de vaca para proteger el hombro y evitar el escurrido del mosto.
Más adelante, los viñateros procedían a lavarse los pies alrededor de una caja donde se encontraba la uva, con el fin de hacer el “pisado de la uva”, pero, antes de ello, las mujeres ofrecían a estos trabajadores un vasito de singani puro.
Luego del lavado, el patrón gritaba: “¡Meta la pisa!”. Y es cuando estos entraban. “¡Bueno, compañeros, echen las pic’aras (sic) de uva al agar! ¡Meta la pisa (de la uva)! Van a tomar una fuercita primero”, ordenaba el patrón a los viñateros.
“¡Pisen, pisen compañeros. Pisen, pisen, con valor! ¡Ay la la, ay la, ay la la!”, cantabann los viñateros, mientras pisaban la uva.
El singani
Después de la cosecha, la uva blanca es molida y luego fermentada. En este proceso surge el vino de Moscatel, el que antes de su clarificación completa es destilado en un alambique o en una falca.
La falca está compuesta de cobre en la parte inferior, donde hierve el vino, y de estaño en la parte superior. La falca tiene como fuente de calor la leña, en cambio en el alambique se utiliza el gas y es completamente de cobre.
Cuando se hace la molienda de la uva, todo el jugo es dulce, el que durante la fermentación se vuelve alcohol, y lo que la falca o el alambique hacen es extraer el alcohol del vino, y ese es el singani.
“Hoy en día el singani es uno de los productos más puros a nivel de destilación y en Camargo se produce hace más de 450 años. De hecho, desde 1600 teníamos producción desde San Pedro hasta todo el valle de diferentes cepas de uva, como la Moscatel de Alejandría y la Listón Prieto, también llamada Negra Criolla o misionera. La (variedad) vischoqueña es endémica, nació en este valle, nació de la hibridación de la Listón Prieto y la Moscatel de Alejandría”, explicó el presidente de la Fenavit, Bonifacio Budia.
Reconocimiento
El singani fue oficialmente reconocido en Estados Unidos como un producto distintivo de Bolivia y llevará el sello de “Hecho en Bolivia”. Por esa razón, se estima que la presencia del singani se incrementará en el mercado estadounidense y beneficiará a los productores bolivianos.
Según los datos de la Embajada de Estados Unidos en Bolivia, hasta 2021, Estados Unidos compraba el 75% de las exportaciones del singani boliviano, y en los recientes 10 años las exportaciones de ese destilado de la uva a Estados Unidos se incrementaron en un 422%.
En la actualidad, el sector genera unos 5.000 empleos en campo y bodega, que ocupan a 3.500 familias productoras de uva, el 95% de ellas de origen campesino. La producción de vino y singani en Bolivia cuenta con 100% de uva nacional y es el sector productivo más importante del sur del país.
Gracias a este nuevo registro y etiquetado, solo este producto de Bolivia podrá ser llamado Singani en Estados Unidos.
Historia
Fenavit fue creada en 1963 a través del Decreto Supremo 06518, que luego fue elevado a rango de ley en 1964, como Ley 302, y, actualmente, está respaldado por la Ley 774 de “Promoción de uva, singani, vinos de altura y vinos bolivianos” y su Decreto Reglamentario 3528.
Uno de los organizadores destacó que, en la segunda mitad del siglo XVI, órdenes religiosas (franciscanos, dominicos y jesuitas) introdujeron la vitivinicultura en Charcas, hoy Bolivia. El Valle de Cinti, por sus condiciones de clima, suelo, agua y altura, cobijó la vid peninsular, desarrollando las haciendas y bodegas vitivinícolas que aún perduran en los municipios cinteños y en otras regiones del país.