Desde el fondo, con caminar lento y apoyada en una muleta, sale Exaltación, una mujer de cabello blanco y con el paso del tiempo marcado en su rostro. Casi de inmediato mira, sonríe y grita: ¡Pasa, pasa!
No sabe quiénes la visitan, pero responde al saludo con amabilidad y hospitalidad.