Gabinete
El cambio de ministros anunciado con antelación, rompiendo una lógica impuesta por el Presidente de la República que era la sorpresa, despertó el interés de propios y extraños. Inclusive se informó que serían varios los ajustes y que habría sangre nueva.
Llegado el momento la presentación de los nuevos ministros no cumplió con algunos de los aspectos que se había mencionado. Sin embargo arrojó sorpresas. La salida del poderoso ministro Juan Ramón Quintana y la de David Choquehuanca – un histórico en el gabinete - fueron las más sonadas.
Decir en ese momento que algún sector ganó o perdió poder era poco serio, pues los datos eran insuficientes. Lo único cierto es que se había constituido un equipo político con un objetivo determinado: viabilizar la reelección de Evo Morales.
En el MAS, en el entorno del presidente Morales son pocas las filtraciones. Así que había que esperar el desarrollo de los acontecimientos para dar una mirada en la profundidad de los cambios. Que alguien gane y otro sea relegado es normal, pues en todo Gobierno hay grupos que ven de una u otra forma lo que debe hacerse, la estrategia y la táctica para conseguir los objetivos.
Del cambio puede extraerse que hay un núcleo que no está de acuerdo con la repostulación del líder. Optan por un recambio que lo ven positivo para el “proceso de cambio” y quizás para el propio Presidente; al que algunos –además de la oposición- lo ven como alguien que no tiene pieza de recambio con la fuerza para mantener unido el instrumento político y a los movimientos sociales.
Los últimos cambios en el núcleo del Órgano Ejecutivo permiten una rendija por la cual se puede acceder a otros elementos que permiten una especulación más que certezas. La posesión de Fernando Huanacuni como canciller parece que es una pérdida de poder de Choquehuanca, lo cual se sustenta por la promoción de Guadalupe Palomeque en el cargo de vicecanciller; lo que determina la salida de Juan Carlos Alurralde que debería haber sido el sucesor del líder aimara.
El temor aquí, más que importar lo interno del MAS, es si esto puede afectar la estrategia marítima del Gobierno. Teóricamente no, porque es Evo Morales quien dirige la política exterior de acuerdo a la Constitución al margen de la fuerza de uno u otro sector de poder.
Otra noticia que marca la lucha interna es la que nos da cuenta del entredicho entre el ministro de Gobierno, Carlos Romero, y el fiscal general, Ramiro Guerrero, que ante una discrepancia del primero respecto a la imputación dictada en contra del excomandante de la Policía de La Paz, por el caso Illanes, no sólo que defendió su posición sino que puso en duda la capacidad de Romero al manifestar que la seguridad del Estado estaba mal. Romero es para algunos un potencial candidato a la vicepresidencia.
Por otra parte, sectores sociales se han manifestado en contra de modificar la Constitución, tal el caso de un grupo del Consejo Nacional de Ayllus y Marcas del Qollasuyo (Conamaq) que ha convocado a una marcha para el 21 de febrero en contra de ese intento.
Lo cierto es que el actual Gabinete trabajará para hacer posible que el presidente Morales Ayma lance su candidatura, si lo logra es algo que está por verse. Asimismo, las voces disidentes o contemporizadoras por el riesgo que eso supone; callarán por instinto de conservación y harán lo posible por no cometer errores ni ser tildados de infiltrados o de estar involucrados en la micro corrupción; que ahora preocupa a la primera autoridad del Estado.
El autor es periodista,
Columnas de JORGE MELGAR RIOJA