Personeidad y Personalidad
El filósofo español Xavier Zubiri en su antropología, distingue personeidad y personalidad. La primera palabra es un neologismo suyo y si bien la segunda ya está en nuestro vocabulario común, no tiene la connotación tradicional de tener ciertos atributos de logro.
Personeidad y personalidad son dos aspectos inseparables de la realidad humana. Es decir, la personeidad es aquella que hace que una cosa sea, es la realidad de algo, la raíz, la fuente más profunda de la vida humana. Y la personalidad es la que vamos desarrollando en el tiempo.
En este sentido se podría decir que en el transcurso de la vida vamos cambiando de personalidad, primero tenemos personalidad de niños, luego de jóvenes o adultos. En todo caso, vamos cambiando de personalidad a medida que pasan los años y esto depende de nuestro contexto, entorno y sobre todo de las decisiones que vamos tomando.
Si bien personeidad y personalidad son propias del ser humano, Zubiri dirá que este ser humano se va haciendo persona en la medida que se va auto-poseyendo a sí mismo. Es decir, este ser humano para ser persona debe “pertenecerse” de modo plenario. Siguiendo a Zubiri, Pedro Laín Entralgo dirá que debe tener la capacidad de decirse “yo soy mío”. Esto significa que cada acto de la persona será querido.
Ahora bien, en este desarrollo de nuestra personalidad muchas veces vamos errando, no siempre hacemos las cosas que queremos, de las muchas posibilidades no siempre elegimos la correcta o la más adecuada, pero precisamente porque la personalidad se va construyendo nos da la oportunidad de re-encaminarnos, de otra vez pertenecernos. La construcción de esta personalidad no se hace de manera suelta, no porque yo me haya re-encaminado significa que esa parte de mi historia no haya sucedido. La personalidad se va construyendo con “todo lo que fue”. Zubiri afirma que: “No se trata de que mi realidad adquiera o pierda cualidades, sino de que íntimamente ‘va siendo’ de otra manera”. Mi ser ‘re-asume’ en mi modo de ser, el modo de ser que ya antes tenía.
Sobre este tema, el autor, pone como ejemplo el arrepentimiento. Afirma que un criminal, al arrepentirse de su acción, no deja de ser criminal ya que no puede borrar una acción hecha. Sin embargo, el arrepentimiento le permite al criminal “re-asumir” su acción de manera diferente puesto que está arrepentido. De ese modo, la personalidad que irá adquiriendo no es de una persona que no haya cometido crimen, sino de un criminal arrepentido. En ese sentido, toda acción o decisión que vayamos tomando en el transcurso en nuestra vida deja marcada nuestra historia, es parte de nuestra biografía, por lo tanto, ésta debe ser lo más querida posible.
La autora es es filósofa
Columnas de SILVIA GUZMÁN ROJAS