¿La justicia ha cambiado?
Muchos de los últimos acontecimientos, tras asumir el Gobierno transitorio de Jeanine Áñez, han hecho que mucha gente crea y diga que ahora sí en Bolivia se hace justicia.
Algunos de estos hechos son las rápidas actuaciones en denuncias contra exfuncionarios del Movimiento Al Socialismo (MAS), militantes y ahora una alta exautoridad —el exministro Carlos Romero—, incluidas aprehensiones exprés, la liberación de presos que fueron encarcelados por razones políticas por instrucción de Evo Morales y el retorno de decenas de exiliados.
Sin embargo, la justicia boliviana y muchos de sus operadores siguen siendo aquellos que el MAS y Morales utilizaron con descaro durante más de una década para imponerse y acallar opositores.
Hoy aún rige un sistema judicial parcializado, corrupto y lento; es decir, que no es ecuánime ni busca lo que debería ser su objetivo: emitir resoluciones bajo el amparo de la ley.
En ese sentido, ¿es posible decir que hoy la justicia cambió de manera radical? Al contrario. Es notorio que los operadores se han acomodado al poder de turno y, por lo tanto, sus males persisten.
Aunque muchas de sus actuaciones sean correctas, como liberar a quienes fueron opositores al MAS y ese fue su único delito, otras son claramente motivadas por intereses políticos concretos y transitorios.
Aún falta ver cómo serán tratados los casos de los exiliados. Seguramente muchos serán exculpados, pero otros sí deben rendir cuentas.
La transformación de la justicia boliviana está aún muy lejos.
La autora es Jefa de Redacción de Los Tiempos
Columnas de María Julia Osorio M.