Solsticio
Hoy, 21 de junio, se celebra el solsticio de invierno en el hemisferio sur. El solsticio es un evento astronómico en el cual el ángulo de inclinación de la tierra sobre su eje norte–sur llega a su punto extremo durante el año, culminando y reiniciando un ciclo en el viaje de la tierra alrededor del sol. Cada año se tienen dos solsticios, el 21 de junio y el 21 de diciembre, que en la mitad de la tierra al sur de la línea ecuatorial corresponden a invierno y verano, respectivamente (en el hemisferio norte la cosa es al revés).
En términos prácticos, el solsticio de invierno tiene varias manifestaciones: es la noche más larga del año y es cuando la inclinación del sol hacia el norte es mayor (por lo que veremos salir el sol por el noreste y se ocultará por el noroeste). Y como el solsticio se dio este año al final de la tarde de ayer, cuando el ciclo llegó a su punto mayor y comenzó a retroceder, la posición del sol ayer y hoy será idéntica, por lo que parecería que el cambio en la posición del sol se hubiera detenido. De ahí el origen de la palabra solsticio, o “sol estático”.
Si bien estos cambios podrían ser irrelevantes para mucha gente que vive en la burbuja de las ciudades y que no sale de ella, desde tiempos inmemoriales los solsticios han sido observados y celebrados por las personas que tienen contacto directo con la naturaleza. Quienes caminan la tierra, la labran e interactúan directamente con sus animales y sus plantas entienden la gran trascendencia de este momento y su efecto sobre los ciclos de vida y muerte de los cuales las sociedades humanas son también parte.
Y esta celebración es común a muchas culturas de todo el mundo y en distintos momentos, lo cual se evidencia con claridad por la posición de estructuras como las ruinas de Stonehenge, las pirámides aztecas o las maravillosas piedras de Tiawanaku. No hay festejo más humano y universal que el de la danza del sol y la Tierra.
De entre las distintas interpretaciones del solsticio, la que me parece más relevante y oportuna ahora es la del reinicio del ciclo. A partir de mañana, los días serán progresivamente más largos y las noches más cortas. Si bien quedan todavía muchos días de frío antes de la primavera, ésta es inminente y lo peor ya ha pasado.
Este es el tipo de certezas que necesitamos en momentos oscuros como los que vivimos hoy. Necesitamos saber que más pronto que tarde llegará también el cambio del ciclo y que la pandemia será controlada y dejará de causar zozobra en nuestras vidas. Saber que podremos retomar los proyectos individuales y colectivos que quedaron en suspenso hace meses. Como sociedad necesitamos saber que tendremos unas elecciones limpias y justas que permitan superar la crisis política y reconstruir nuestra democracia.
Necesitamos la certeza de que el ciclo se ha reiniciado. El solsticio está aquí.
El autor es investigador de Ciudadanía
Columnas de DANIEL E. MORENO MORALES