La invitación paraguaya
En oportunidad de recordarse el fin de las hostilidades en la Guerra del Chaco (1932-1935), los presidentes de Bolivia y Paraguay han sostenido una reunión en Villa Montes, con el fin de reforzar los lazos entre dos países que lamentablemente se enfrentaron en un largo y fratricida conflicto bélico.
Lo más destacable de ese encuentro fue, sin duda alguna, la invitación formulada por el presidente Mario Abdo Benítez: ha expresado que Bolivia debe formar parte del corredor bioceánico que impulsa Paraguay y que conecta puertos del Atlántico y del Pacífico. El objetivo paraguayo es convertir a ese país, según la información sobre el proyecto carretero, en el centro logístico de la región y, como ha asegurado el mandatario guaraní, Bolivia no puede estar al margen de este emprendimiento.
En la ruta paraguaya de costa a costa, participan actualmente Brasil, Argentina y Chile. Bolivia no había sido considerada en este megaproyecto que conectará Porto Mutinho, en la costa atlántica brasileña, pasando por Argentina, con los puertos de Antofagasta, Mejillones, Tocopilla e Iquique, en la costa del Pacífico en Chile. Lo que se busca, según las autoridades guaraníes, es ahorrar a los productores de soya y otros bienes, que se exportan a los mercados asiáticos, al menos 8.000 kilómetros, que equivalen a seis días de navegación.
En respuesta al puente tendido por su homólogo guaraní, el presidente Luis Arce ha asegurado que Bolivia se unirá desde el Chaco con esa carretera bioceánica y propuso la construcción de una ferrovía interoceánica.
Ojalá que Bolivia se integre a este ambicioso proyecto carretero. En ese encuentro, quedó establecido que Paraguay tiene una visión de desarrollo de largo plazo que es envidiable. Constituirse en un centro logístico en la región, que preste servicios al transporte y que conecte a productores de las zonas de influencia de la bioceánica con los mercados de las naciones asiáticas, equivale a aplicar políticas de Estado sostenibles y que, sin duda alguna, darán excelentes resultados.
No es el caso, lamentablemente, de Bolivia, que parece estancada en cuanto a iniciativas de desarrollo, similares a la paraguaya, de gran alcance y largo plazo. Para sumarse a esta vía bioceánica, tendrá que resolver sus deficiencias de infraestructura caminera, muy difíciles de superar, además de encontrar la forma de evitar el recurrente problema de los bloqueos viales, que causan grandes pérdidas al sector productivo y al país. Es razonable que, en previsión de pérdidas millonarias, el trazado de la bioceánica paraguaya haya excluido rutas que frecuentemente son bloqueadas por sectores afines al oficialismo.
Paraguay va en la dirección correcta, gracias a su adecuada lectura de la realidad, pero Bolivia, ¿hacia dónde se dirige? Carecemos de una visión estratégica, que vincule al país con las rutas regionales del comercio exterior y que deje atrás proyectos de una supuesta “sustitución de importaciones” que no dan buenos resultados. Bolivia da la impresión de estar aislada, sin norte, y amarrada a ideas que no tienen aplicación en la realidad contemporánea.