Aguda crisis de confianza
El Gobierno de Luis Arce está atravesando quizás el trance más crítico de sus dos años y cuatro meses de gestión. Las protestas de los maestros, que anuncian con agravarse, los bloqueos en carreteras de tres departamentos, que no parecen cerca de su fin, y las presiones políticas que soporta son la parte menos álgida del complicado momento actual.
El aspecto más delicado de esta coyuntura es el económico-financiero. A la escasez de dólares, provocada por una sobredemanda, se sumaron en un solo día la rebaja en la calificación de riesgo de Bolivia y los problemas que enfrenta un banco, por la exigencia de miles de ahorristas de retirar sus depósitos debido a rumores de iliquidez.
Este último suceso evidencia de manera dramática el origen de los problemas que enfrenta actualmente el Gobierno: la desconfianza ciudadana en la gestión del Estado.
La agencia Fitch Rating, que rebajó ayer la calificación de riesgo soberano de Bolivia de B a B-, enuncia ese factor con meridiana claridad: “La continua caída de las reservas internacionales a niveles bajos las ha vuelto vulnerables al riesgo de un shock de confianza, que se ha materializado en las últimas semanas”.
Bolivia no es el único país que fue objeto de una rebaja en las calificaciones de una de las tres mayores firmas calificadores del mundo. Ayer mismo, Moody’s redujo también la del sistema bancario de EEUU, como resultado de las quiebras de dos bancos y las corridas consecuentes. El Gobierno estadounidense no criticó esa decisión.
Al contrario de lo que ocurrió en Bolivia, donde a pocas horas de conocerse la rebaja de la calificación de riesgo ejecutada por Fitch Rating, el Ministro de Economía se apresuró a contestarla con anuncios de “incremento de las exportaciones (…), sustitución de importaciones y exportación de productos no tradicionales, además de la potencial exportación de energía eléctrica para el segundo semestre de 2023”.
Una respuesta que parece promesa y que poco o ningún efecto tendrá para mitigar la incertidumbre. Igual que la amenaza, formulada por un fiscal, de procesar a quienes vendan dólares a un precio superior al del cambio oficial, o la declaración del presidente de Banco Central atribuyendo el origen de la escasez de divisas a las “especulaciones” de “opinadores neoliberales” y a “la actitud de exportadores y entidades financieras que “no hacen fluir los recursos”.
Así no se recupera la confianza de los agentes económicos, ni se pone en valor la solidez, bien real, de la banca privada nacional.
¿Por qué el artífice del modelo económico plurinacional, y actual Presidente del Estado, no explica al país, en términos claros, lo que está pasando y nos convence de que no hay razones para la incertidumbre?