Genocidio de indígenas
Todos los días llegan a Bolivia unos cien chinos, según se comprueba en el aeropuerto de Santa Cruz, enviados no se sabe para qué designios políticos o económicos, pero llegan para quedarse.
Quizá estén escapando de la crisis económica que vive el dragón chino o quizá sean enviados para ir ocupando el territorio boliviano para un futuro proyecto de copamiento total.
Lo que se sabe por el momento, con certeza, es que los chinos dedicados a la explotación del oro en los ríos del oriente no tienen ningún cuidado con la naturaleza.
Es más, parece que hubieran llegado con la misión de exterminar a los pueblos originarios, a los pueblos indígenas, aprovechando que cuentan con la complicidad de unos gobernantes locales que se autodefinen como “indígenas”.
La paradoja está incluida en el acuerdo con el régimen comunista de China, que incluye también a Rusia, Irán y el grupo de los que proponen un “nuevo orden mundial”.
No importa que el grupo BRICS haya hecho un desaire a Bolivia al negarle su inclusión, mientras aceptaba la de Argentina. El fanatismo de Luis Arce y Rogelio Mayta con el “nuevo orden” se mantiene intacto a pesar de esas humillaciones.
Lo difícil de perdonar a este Gobierno y sus aliados extranjeros es el genocidio que se está viviendo, todos los días, por el uso irresponsable de mercurio en la explotación del oro.
La señora Ruth Aliaga denuncia este crimen en los medios que le permiten, pero el Gobierno ha decidido ignorar que son miles de niños, madres y ancianos que mueren todos los días por comer pescados contaminados.
Los pueblos del Madidi piden auxilio porque la minería ilegal los está matando, los aborígenes de Riberalta han sido detenidos por usar canoas en busca de oro, mientras el río Madre de Dios está plagado de dragas chinas, unas 600, a pocos kilómetros, que operan sin problemas.
El Gobierno del MAS ha demostrado ya que actúa como un ejército de ocupación dispuesto a destruir Bolivia, tarea en la que ha hecho grandes avances.
Ruth Aliaga dice que estamos ante la “sentencia final para el exterminio de los pueblos indígenas” porque la minería ilegal es tan intensa que toda el agua de los ríos está turbia y contaminada, y han desaparecido los peces.
Bolivia es el primer importador de mercurio del mundo, unas 200 toneladas por año, pero el Gobierno se ha negado a aplicar medidas dirigidas a limitar el uso de ese veneno.
Es un genocidio de los indígenas a manos del “primer gobierno indígena de Bolivia”. Están exterminando a los aborígenes para que puedan venir súbditos de potencias “amigas”.
El autor es periodista
Columnas de HUMBERTO VACAFLOR GANAM