Ejemplos que dejan huella
Alfonso “Fierro” Ferrufino Valderrama, acaba de partir al encuentro con el Padre, luego de una molestosa enfermedad a la que plantó cara. Será recordado como un ejemplo viviente de entrega, lealtad honestidad y consecuencia.
Ingresó a la política por un impulso moral —casi místico decía él mismo—, interpelado, en su condición de miembro de la Congregación Mariana de Cochabamba, por las desigualdades y la pobreza que imperaban en Bolivia.
A lo largo de su vida, de joven militó en el PDC, luego en el PDCR escindido del primero, en el MIR y finalmente el MBL. No fue un tránsfuga, como tantos, sino que atravesó los caminos “del anatema al diálogo” con los marxistas y luego a la estructuración de un partido de izquierda apegado a la moral (tan despreciada por tantos), buscando contribuir a la estructuración de un nuevo Estado y una nueva sociedad, en la que todos tuvieran lo indispensable para subsistir; para hacer efectiva la justicia social.
Como a muchos, esa intención le costó caro: persecución, exilio, pérdida de su fuente de trabajo. Enfrentó todo eso con entereza y con la convicción de que “querer es poder”. Llegó a parlamentario por el original MIR, formando parte de una novel bancada parlamentaria que se enfrentó (y salió airosa) frente a políticos avezados como los que conformaban la del MNR en 1979.
Le tocó ser testigo y actor frente al “golpe de Todos Santos” en noviembre de ese año y, junto con sus colegas miristas, enfrentar los tanques militares que, con el apoyo de políticos de casi todos los partidos que tenían representación parlamentaria, se lanzaron a la aventura. Decía que, excepto el MIR y el PS 1, el resto de los partidos participó, de una otra manera, en el golpe.
Junto al pueblo y a sus organizaciones, “Fierro” consiguió derrotar ese golpe y a la sanguinaria dictadura de García Mesa, que se cobró la vida de esclarecidos dirigentes nacionales del MIR el 15 de enero de 1981.
Festejó la democracia y fue parte del Parlamento que en octubre de 1982 dio inicio al proceso democrático que todavía hoy, a duras penas, impera en Bolivia. Ya en los 90, el avasallamiento de la minoría parlamentaria por parte de la minoría, la subordinación del Legislativo al Ejecutivo, el bajo nivel de responsabilidad en el ejercicio del mandato ciudadano por parte de muchos senadores y diputados, la ausencia de mecanismos de acercamiento de la ciudadanía al Parlamento y de rendición de cuentas del trabajo de los representantes, la baja calidad de la producción legislativa, el tráfico de influencias, la inestabilidad funcionaria en la cámaras, la ausencia de asesoramiento profesional y la inocuidad de las acciones de fiscalización, le llevaron a conformar, junto a parlamentarios de otras fuerzas políticas, una ambiciosa agenda de reforma del Poder Legislativo que, con altibajos, se fue ejecutando hasta que el MAS llegó al poder en 2006.
A partir de entonces asistió a la depredación que el masismo ha hecho de la democracia, del Estado de derecho, de la independencia de los poderes; al abyecto sometimiento de los órganos Judicial, Electoral y Legislativo a los dictados del Ejecutivo.
En 2003 le tocó ser ministro de Gobierno de la asediada administración de Carlos Mesa. Respetuoso de los derechos humanos hasta el extremo, prudente, incapaz de causar daño a nadie … no faltó quien se pregunte cómo un hombre tan bueno pudo ocupar semejante cargo.
En ejercicio de esas funciones le vi abandonar, molesto, una reunión con dirigentes de los llamados “movimientos sociales” que, en su afán de obtener dinero y prebendas, lo acusaron de corrupto y ladrón. Siguiendo las enseñanzas de su madre, defendió su imagen arteramente atacada y se fue. Los demagogos de aquel entonces, varios de ellos hoy connotados masistas, se quedaron con los crespos hechos.
Sus últimos días en la tierra lo mostraron como alguien dispuesto a luchar por su vida, por la vida que respetó siempre. ¡Ejemplo de templanza, compromiso, entrega y voluntad incluso en semejantes momentos!
Estos son los hombres que hacen historia, que dejan huellas imborrables y que desafían a todos a seguir sus pasos. Estos son los seres que, más allá de sus cargos, señalan el verdadero camino para hacer política y construir la democracia.
“Fierro”: ¡Gracias por tu ejemplo, tu entrega, tu honestidad y por tu amistad! Descansa en paz, querido compañero y amigo.
Columnas de CARLOS DERPIC S.