El precio de un político
Es un antiguo misterio el precio que deben pagar quienes desean el apoyo de algún político, porque, para comenzar, ellos niegan que exista algún cobro, porque, como se sabe, todos son honestos y de moral acrisolada.
En los últimos días se ha presentado un dato que podría ayudar a desentrañar ese misterio, por lo menos en las circunstancias actuales en Bolivia.
Esto podría servir a quienes se preguntan, en el mundo entero, lo que cobra un político para apoyar a tal o cual propuesta, a tal o cual partido.
A ver. Según el cocalero Evo Morales, el general Juan José Zurita, comandante del Ejército, invirtió 100.000 dólares para comprar el apoyo de senadores para la elección de Ana María Castillo como presidente de esa cámara.
Pero perdió. No pudo conseguir los votos suficientes para superar a los que tenía el cocalero Andrónico Rodríguez, seguidor de su jefazo, Evo Morales.
En números fríos, esto quiere decir que 100.000 dólares no fueron suficientes para comprar 10 votos en el senado, es decir 10.000 dólares por cabeza (si alguna hubiere).
Ganó el cocalero, lo que deja abierta la sospecha de que los narcodólares disponibles eran más que los dólares obtenidos con tanto afán por el general Zurita.
Zurita estaba actuando desde un frente que cuenta con dólares muy escasos, el frente legal, lo que le habría obligado, según dijo el cocalero, a usar los recursos de Cosmil.
En cambio, el otro frente tiene disponibilidades casi ilimitadas, que no dependen de un Banco Central descapitalizado sino de las avionetas que llevan la “merca” al exterior a bordo de avionetas, de cisternas, de mulas o lo que sea.
Es el enfrentamiento más claro entre la política y la economía legal y la ilegal, que lo es por el momento, mientras avanza para desplazar a la otra.
Porque, de veras, lo que ahora está en juego es cuál de las dos realidades es la mayor, la que se impondrá, la que prevalecerá.
Si estás en la economía legal tienes que saber que tu frente está en retroceso y que, como van las cosas, los otros están con todas las de ganar.
El Gobierno acaba de rendirse ante las empresas chinas que explotan oro en los ríos amazónicos.
Todos sabemos que las “cooperativas” son la fachada de las empresas chinas. Y el Gobierno de Arce les da la razón.
Las “áreas protegidas” lo son sólo para los bolivianos, porque los chinos tienen todo el derecho de explotarlas. Es la ideología, brother.
Columnas de HUMBERTO VACAFLOR GANAM