¿Sirvió el paro del magisterio?
Una vez más, muchos estudiantes, hombres y mujeres, han sido convertidos en rehenes de la dirigencia sindical del magisterio urbano del país, que declaró, luego de un paro previo de 24 horas la semana pasada, otro los días miércoles y jueves para que el gobierno atienda sus demandas.
Como señalamos la semana pasada, fue lamentable que una original iniciativa de movilización, que no perjudicaba a los estudiantes, como fue una marcha de delegados a la sede de gobierno, no hubiera tenido la repercusión del caso y las autoridades no facilitaran la instalación de negociaciones. Peor aún, anunciaron que discutirían esas demandas en el marco del pliego de la Central Obrera Boliviana (COB). Decisiones suficientes para que los dirigentes del magisterio recurran a su tradicional paro de actividades, así sea que la realidad muestra que esta medida tampoco ya cala en ese sector del magisterio. De ahí que un paro del magisterio sólo arroje resultados negativos.
Además, los dirigentes sindicales deberían reconocer que el problema no sólo es boliviano y que hay una constante sobre la que deberían reflexionar. Limitándonos al tiempo actual, no parece una mera coincidencia que los dirigentes sindicales argentinos, que se enfrentan a un gobierno de centro derecha, estén en huelga, en forma similar al magisterio boliviano, que lidia con un gobierno que se reclama popular y revolucionario.
De ahí que el desafío sería romper el círculo vicioso de la relación entre los gobiernos y el magisterio, al margen de las orientaciones ideológicas de estos dos polos, lo que sólo se podrá hacer si se asume que la educación es un problema de todos y, no sólo de sus actores directos.