Los demonios de Jhasmani
Una imagen vale más que mil palabras, dicho popular que engloba el concepto semiológico de la interpretación del lenguaje no verbal sino óptico que transmite una fotografía. La imagen viral del personaje de la trama de consorcio de abogados, jueces y policías, sentado en un escritorio flanqueado por fotos de personajes como “El Padrino” y “Cara Cortada”, además de icónicas conllevan en su lectura simbólica a la debacle judicial.
En las aulas de la Facultad de Derecho se machaca con la dicotomía de los viejos teóricos del contractualismo social: Thomas Hobbes refiriéndose al hombre como el lobo del hombre bajo la presunción de que éste nace malo en la naturaleza y John Locke defendiendo la idea de que el hombre nace bueno, pero es la sociedad y sus entramados que lo hacen malo. Dilema filosófico que aún no fue resuelto y al que los abogados nos adscribimos en uno u otro bando; empero, al ver la fotografía del denominado “abogado del diablo” con los ojos desorbitados por la soberbia de una efímera cuota de poder, flanqueado por sus dos padres ideológicos de Hollywood: “El Padrino” de Scorsese y “Scarface” de Brian De Palma, aun sean criaturas ficticias del cine negro, nos lleva a la conclusión de que llegamos al umbral del fin.
Que un individuo carente de los límites inhibidores que otorga la mínima formación académica detente la capacidad de armar una asociación delictuosa capaz de influir en las decisiones de jueces y vocales es sinónimo de que estamos ante un aquelarre infernal cuyos hilos pueden ser sutiles como el humo que da origen al incendio. ¿Nació malo, Hobbes tenía razón?, ¿o será que nació bueno pero las condiciones de una infancia sufrida, una paternidad ausente o la desgracia de una herencia genética lo hubiesen convertido en malo? Vieja dicotomía, difícil de resolver.
¿Pero cómo puede un individuo con esas características poner en escena ese sometimiento a las autoridades? ¿En qué ha fallado el sistema? ¿Será la Facultad de Derecho que forma manadas de lobos hambrientos?, ¿o estará fallando el sistema judicial que carece de controles? Lo cierto es que dar licencia de abogado a un ser capaz de concebir un sistema de cobranza mediante el secuestro y la tortura al amparo de jueces y policías y además que existan ciudadanos que han dejado de creer en la justicia y buscan esos “servicios” denota que vivimos el resquebrajamiento del contrato social, que en el pensamiento político de Rousseau nos une para respetar la Ley y nos ubica en el mundo concebido por Hobbes el hombre retornando al estado de la naturaleza: la barbarie.
Columnas de JORGE ERNESTO IBÁÑEZ