El incendio de la Chiquitania y las lecciones del cabildo
Debatir sobre el número de asistentes en el cabildo es una pérdida de tiempo. Queda claro que fue más numeroso que los anteriores y la concentración hasta ahora más grande de Bolivia. El Comité se planteó un reto complicado y lo ha logrado recuperando la ilusión y la esperanza para los asistentes.
La movilización demostró capacidad de respuesta por una lectura correcta del momento. La lenidad del gobierno en el manejo del incendio fue el punto de inflexión para apoyar los otros temas. Craso error de cálculo de los estrategas oficialistas que les deja poco tiempo para corregirlo.
La sensibilidad generada por 5,5 millones de hectáreas calcinadas ha tenido un impacto nacional. La demostración más relevante hasta ahora es el cabildo, pero no hay duda que servirá para liberar la energía en Beni y Pando y en la ciudadanía de los demás departamentos. Contundente repudio por el manejo del incendio y el cansancio por la sistemática violación de la voluntad popular y la Constitución.
La capacidad discursiva del Gobierno expresa incomprensión de lo que está ocurriendo en el país. Lo que no pueden comprender los lleva al libreto reiterado de utilizar adjetivos descalificadores. Una reunión multitudinaria, pacífica, sin ningún exceso y hasta casi limpia de basura, merecía una mejor respuesta. El sujeto colectivo de Santa Cruz, como mejor expresión de la integración boliviana, es mayor que las cúpulas y los sectores partidarios en los que el Gobierno ha invertido tiempo y recursos.
Las resoluciones han sido puntuales. "Declaratoria de desastre nacional por los incendios en la Chiquitania." ¿Es que podía haber otra posición frente a la actitud del Gobierno, inexplicable racionalmente, de negarse a declararlo?
La "abrogación de la Ley 741 y el Decreto Supremo 3973, calificados como atentatorios de los bosques", acompaña la indignación que cuestiona la quema en una circunstancia inoportuna y contraria al sentido común. La ciudadanía, al cuestionar una forma de producción irracional y depredatoria, tampoco podía ignorar los instrumentos legales que dieron origen a los incendios descontrolados. El pedido de impedir nuevos asentamientos y desalojar las dotaciones ilegales en tierras fiscales y áreas protegidas ejecutadas por el INRA y que no hayan cumplido todos los requisitos de ley, es posiblemente, la resolución más complicada para el Gobierno; se complica con denuncias de fraude, votantes trasladados a lugares débiles para el MAS, reparto de tierra sin una coordinación con las autoridades territoriales, en áreas protegidas o con vocación forestal.
La resolución de trabajar por el federalismo bajo la equidad, la unidad y el amor por Santa Cruz y Bolivia recupera el imaginario federal presente en la historia en diferentes momentos. El federalismo, descalificado por las visiones centralistas que consideran la propuesta como una causa de ruptura de la unidad territorial de Bolivia, ha servido como pretexto a los gobiernos incapaces de dar respuesta a los habitantes en sus territorios. La diversidad humana, geográfica, cultural, económica y social, ha sido sometida a una suerte de homogeneización forzada que le quita oportunidades para construir futuro con libertad, responsabilidad y solidaridad. Reaparece el igualitario, federal y proudhoniano, Andrés Ibáñez.
Finalmente, se aprueba el desacato a un posible fraudulento cuarto mandato del binomio ilegal, y el incrementar el presupuesto para salud como mínimo al 10%. Gratitud al Padre Mateo Bautista varios años después que hicieron que se fuera.
El espíritu democrático y de justicia, se expresó en un día de fiesta cívica.
El autor es director de innovación del Cepad
Columnas de CARLOS HUGO MOLINA