Hablar del suicidio
A inicios de esta semana, mi mamá me habló de una famosa actriz española, Verónica Forqué, que se había quitado la vida a sus 66 años. En Instagram no tardó en aparecer la noticia y me llamó la atención una serie de reflexiones que hicieron algunos periodistas que escuché. “Al día se suicidan al menos 10 personas en España y es necesario hablar del tema”, dijo una de ellas.
De inmediato pensé en nuestro contexto y el famoso puente Beijing de nuestra ciudad y reflexioné sobre el tratamiento informativo que se estaba dando a un tema tan delicado. Y creo que estamos haciendo muchas cosas mal en nuestro país.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en Bolivia, hasta 2020, cada día, al menos seis se quitaban la vida. Además, por cada una que se suicida hay al menos 20 que lo intentan. Son cifras alarmantes, pero lo que genera mayor preocupación es los pocos planes de prevención que se tienen el país.
Durante mis años de periodista me decían que no se debía hablar del tema, porque se consideraba que los medios podían generar que algunas personas decidan hacerlo con el fin de generar que su muerte se convierta en un acontecimiento público. Sin embargo, ahora creo que ES NECESARIO hablar del suicidio. Pero ¿cómo?
Definitivamente creo que en nada aporta que el periodista vaya hasta el puente Beijing a pararse sobre el lugar donde cayó el cuerpo de una persona. No veo absolutamente nada informativo en relatar con lujo de detalles los últimos minutos de alguien que se quitó la vida. O peor, estar con la cámara enfocada en la persona que se encuentra al borde del vacío mientras alguien intenta disuadirle de que salte.
¿Cuál es el rol del periodista y de los medios en un tema tan delicado? Me parece que las cosas no deben reducirse a informar el hecho como tal. Sino a indagar las múltiples causas que pueden existir para el suicidio: la depresión, violencia de género, problemas económicos… No soy experta, pero creo que ese es un foco interesante para comenzar la conversación.
Explicar a la gente cómo hablar de este tema en las familias, cómo abordarlo en los colegios para llegar a los jóvenes, instar a las autoridades a tener planes de prevención. Ahí, creo yo, que está la conversación.
Me resulta repugnante y falto de respeto reducir una decisión tan compleja mentalmente a un hecho noticioso al que se le dedica un minuto, se le pone música triste de fondo y luego se le pregunta al policía del lugar si es que se va a quedar a custodiar el puente todo el día. Luego, se pasa a otro tema como si fuera cualquier cosa de la que se habla.
No todos los que se quieren suicidar van al puente Beijing. Hay padres que ven a sus hijos adolescentes atravesar la depresión sin saber cómo hablarles, o mujeres que viven bajo las garras de un agresor y que contemplan el suicidio como su única alternativa. ¿Qué hacemos por ellos?
Hay mucho por discutir y se debe empezar. Se debe comenzar a hablar del suicidio.
La autora es comunicadora social
Columnas de LORENA AMURRIO MONTES