Rebasados por la incapacidad
Faltan solo dos meses para que se cumplan dos años desde la llegada de la pandemia a Bolivia. ¿Qué hemos aprendido en este tiempo? Parece que nada, o muy poco. ¿Qué se ha develado? Demasiado: un sistema de salud demasiado básico, incapaz de atender las necesidades sanitarias de la población, por falta de personal, recursos y voluntad. Lo ocurrido estas últimas dos semanas ha rebasado la capacidad del Gobierno. Mientras las decisiones tomadas, solo empeoraron las cosas.
Recuerdo que los primeros casos no se podían identificar en Cochabamba porque no había un laboratorio capacitado para ello. Tener los resultados desde Santa Cruz podía demorar hasta dos semanas. Gracias a Dios, en eso sí se ha mejorado y ahora es posible tener las pruebas en nuestro departamento, pero a costa de largas y tediosas filas en medio de este tsunami de contagios.
Luego se procedió con la vacunación. Un proceso que también provocó largas filas al inicio. Y es que en Bolivia parece que nacemos directo a hacer cola para algo. Nuevamente, superados por la falta de planificación.
Ahora, hace pocas semanas, el ministro de salud, Jheyson Auza, anunció una medida controversial: obligatoriedad del carnet de vacunados o prueba PCR negativa para cualquier acudir a cualquier lugar donde exista proximidad con otras personas.
El resultado: avalanchas para vacunarse y rechazo a la medida. ¿Era tan difícil prever el aumento en la afluencia de gente a los puntos de vacunación? ¿Era tan difícil imaginar que un grupo de la población se iba a poner en contra?
Me resulta gracioso y hasta absurdo pensar que nadie planificó aumentar los puntos de vacunación o el personal. Parecería que el ministro se levantó una mañana y dijo: hoy asumiré esta medida. Sin planificar absolutamente nada.
A esto se suma que la cuarta ola dejó mermadas todos los servicios de salud y hay muy poca gente trabajando para vacunar o tomar pruebas. Una receta para el desastre que se traduce en hospitales colapsados, con camas de terapia intensiva vacías por la falta de personal, pero con pacientes en espera de ocuparlas.
Sin mencionar los intentos de bloqueos de vías de aquellas personas que no están dispuestas a vacunarse y que, curiosamente, responden al partido de gobierno. Creo que era más sencillo informar, explicar que imponer. Ojo que yo estoy de acuerdo con la vacunación, pero hay formas de hacer las cosas.
Y para ponerle la cereza a la torta y terminar de restar seriedad al Gobierno, el ministro da un paso atrás en la exigencia del carnet.
¿Cómo vamos a tomar en serio las futuras medidas del Gobierno si se comportan así? Tenemos un país sumido en el caos de la incompetencia, las malas decisiones y la carente planificación. Mientras otro grupo espera con ansias que no suspendan el carnaval o que alguien diga algo concreto sobre la modalidad de las clases. En fin, muchas decisiones, poca planificación y como siempre: rebasados por su propia incapacidad.
La autora es comunicadora social
Columnas de LORENA AMURRIO MONTES