Milei en su ley
Javier Milei es hoy la figura de las primarias argentinas. Este domingo concentró más de 7 millones de votos echando por la borda todas las predicciones. Su partido, La libertad avanza, lo tenía como único aspirante, lo que le permitió eludir una pugna interna y ponerse bien alto en el escaparate.
La segunda fuerza es la oposición organizada por el expresidente Macri, que alcanza un poco más de 6 millones y medio de votos con los liderazgos de Bulrich y Rodríguez Larreta.
Muy pocos votos más abajo aparece el peronismo con sus dos alas, la moderada anti K y la ultra K del amigo de Evo Morales, Juan Grabois (menos del 6%).
Lo primero que debe decirse es que 58% de los electores argentinos ha dado la espalda al peronismo. Es un giro impresionante que pone a Cristina y amigos en la periferia. Es el fracaso del gobierno de Alberto Fernández, cuyo techo es ahora el 40%.
Lo segundo es que los comicios de octubre podrían convertirse en una lucha doméstica entre las dos oposiciones, reduciendo todo a la pregunta: ¿quién derrocará a los actuales gobernantes?
Lo tercero es que tras tantas décadas de hegemonía peronista, que no pudo ser quebrada ni a plan de dictadura, Argentina se convierte de forma inesperada en un faro de ideas liberales y ultraliberales. Es un cambio cultural de hondo calado.
¿Que si Milei es la “ultraderecha”? Una vez más, como ocurrió en Chile, no. El rugiente economista es un político enemigo del Estado y las regulaciones estatales. Él se considera la “verdadera oposición” al peronismo y dice surgir desde abajo para enfrentar a una “casta”, que sería la clase política tanto de izquierda como de derecha.
Parte de la seriedad analítica consiste en reconocer lo que el grupo político dice y tomarse en serio su discurso antes que hacer atribuciones forzadas. Las viejas etiquetas ideológicas se van apolillando en el siglo XXI.
Columnas de LA H PARLANTE