¿Bloqueos hasta por un semáforo?
¿Están bloqueando por un semáforo? Sí, aunque resulte difícil de creer unos vecinos decidieron cerrar todo un día la carretera al occidente exigiendo algo tan simple como un semáforo.
De esa forma, la vía que mueve la economía del eje del país quedó bloqueada sin que ninguno de los responsables para instalar un semáforo, la alcaldía de Quillacollo o la Administradora Boliviana de Carreteras (ABC), se manifiesten durante ocho horas sobre tal demanda. Al final se logró un acuerdo, pero el daño ya estaba hecho.
Más allá de lo anecdótico del motivo del bloqueo, lo que realmente llevó a los vecinos a obstruir una carretera fue su percepción de estar altamente expuestos a sufrir un accidente de tránsito por la inseguridad vial que predomina en las avenidas, carreteras y calles. Un riesgo que es mayor por la falta de educación vial, de señalización y de controles policiales más eficientes que la cacería de conductores ebrios para multarlos.
La realidad y las estadísticas dan la razón a estos vecinos. Poco antes del bloqueo, toda una familia fue embestida por un motorizado que se pasó el semáforo y chocó contra el taxi en el que viajaban las víctimas, el km 10 de la avenida, Blanco Galindo. No fue un hecho excepcional, antes de eso, una madre que perdió a su hijo, Félix, en un accidente hizo una vigilia en la avenida para que Tránsito encuentre al responsable del siniestro. Después, otra familia se vio enlutada por la muerte de un escolar, Max, que fue atropellado en Tutimayu, cerca de Sacaba.
La lista difícilmente tendrá un final, y los bordes de las vías evocarán cada día más a los cementerios por la cantidad de cruces plantadas en memoria de los muertos en hechos de tránsito. Más que el reclamo por un semáforo, ese bloqueo es una llamada de atención a autoridades e instancias responsables de la seguridad vial que deberían preguntarse: ¿será que los vecinos esperan grandes obras o sólo poder cruzar tranquilos una calle y llegar a casa vivo e ileso?
Columnas de KATIUSKA VÁSQUEZ