Escenarios discursivos preelectorales
Ya son 19 precandidatos a la presidencia de Bolivia en la perspectiva de las elecciones de agosto y, a primera vista, parecería que hay una diversidad de discursos y propuestas sobre cómo se entiende el país y sobre cómo se lo debe gobernar.
Las elecciones no son solo un dispositivo para elegir liderazgos estatales por medio de la votación, sino que son un escenario de disputa del sentido común, un campo de batalla por el significado del momento histórico y del porvenir de una determinada sociedad.
Entonces, cada candidato tiene una serie de recursos discursivos que muestran una forma de entender y ver las cosas, pero también de proceder frente a los problemas. Es decir: estos recursos reflejan una forma mayor de su pensamiento, digamos filosófica e ideológica, pero también una forma práctica, es decir, técnica y procedimental.
Si utilizamos como materia prima de análisis los recursos discursivos de cada candidato, podemos, sin mayores problemas, dividirlos en dos grandes grupos, aclarando que este intento analítico no excluye otras posibilidades teóricas ni es la palabra final.
Si bien los ejes propuestos son esquemáticos y no dejan ver matices importantes, nos sirven para situar elementos clave y para caracterizar a los candidatos.
Las palabras más repetidas en este escenario de precampaña se pueden dividir en dos índices: las “positivas” es decir las palabras que señalan los valores de los candidatos y las acciones que éstos conllevan, como libertad, propiedad, economía, privatizar, apertura; o justicia social, socializar, distribución, campo popular, etc. Y las palabras “negativas” que son aquellas con las que un candidato se refiere a su “enemigo” o adversario político. En este caso, proliferan epítetos como zurdo, comunista, rojo, fascista, autoritario, golpista, y otros.
El primer eje que salta a la vista es el clásico izquierda - derecha. De los 19 precandidatos (o partidos), 15 se adhieren al discurso de la libertad, la propiedad privada y el orden, frente a tres (evistas, arcistas sin candidato claro y el MTS) que se suscriben a la triada justicia social, distribución y equidad. Sólo una, Toribia Lero, habló desde “el centro”.
Otro eje fundamental es la concepción del rol del Estado. Doce de los 19 precandidatos señalan —palabras más, palabras menos— que el Estado deber ser más “pequeño” y que lo que hay que ampliar es el libre mercado. Tres dicen que el Estado debe tener un rol importante, uno pide eliminar el Estado casi en su totalidad y dos no se refieren al tema.
La cuestión de la identidad también es un elemento discursivo diferenciador. Para 12 precandidatos la cuestión de la nación boliviana está zanjada y se refieren al país como mestizo o ciudadano, mientras cuatro hacen un llamado a la Bolivia plurinacional y otros dos no hicieron referencia al tema.
Parece claro que en el escenario de los precandidatos las voces ultraliberales y conservadoras son mayoría, pero habría que ver si esta distribución se refleja en la población votante. Las primeras encuestas muestran que no es así, que una gran parte de la población prefiere, por ejemplo, un Estado fuerte y un mercado regulado.
Ahora, estos elementos se expresan en el plano discursivo. En la práctica puede ser muy diferente pues, como dice el clásico refrán, “otra cosa es con guitarra”.
Columnas de NELSON PEREDO