Andavilque: una catástrofe humana y ambiental
Andavilque, cerca de Llallagua, en Potosí está ante una catástrofe sin precedentes en esa región de Potosí: un cúmulo de mazamorra envenenada se desbordó de la laguna El Kenko, el domingo por la mañana, y dejó bajo el lodo a la población de Andavilque con un saldo de al menos 30 viviendas afectadas una persona y cientos de animales muertos.
A diferencia de otros desastres provocados por los fenómenos naturales, en este caso las lluvias, la mazamorra que cubrió casi todo Andavilque está contaminada con aguas ácidas que se formaron con residuos de la minería como plomo, zinc y otros, que se desbordaron de un dique de colas.
Por la emergencia, los esfuerzos se centran ahora en asistir a los afectados y luego se hará una investigación para determinar las causas.
El alcalde de Llallagua, Adalid Aguilar, informó que el 70% de la población fue afectada. Y, la responsable de Gestión de Riesgos, Irene Pally, confirmó que existe el riesgo de contaminación por los minerales, según publicó Los Tiempos.
Esta catástrofe provocada por la mazamorra con aguas ácidas es otra llamada de atención sobre la difícil situación que vive el país por las intensas lluvias que soporta, especialmente, desde inicios de marzo.
El deslizamiento de más de 50 mil toneladas de material sólido sobre la urbanización de Codavisa, en La Paz, dejó sin hogar a más de 90 personas. En Cochabamba, otro desastre precipitado por las lluvias ha provocado que todo un barrio, la OTB Nuevo Amanecer, esté a punto de quedar reducido a escombros. En Quillacollo decenas de familias viven desde hace más de 10 días en medio de aguas estancadas.
El municipio de Omereque también sufre pérdidas por el desborde del río Mizque. “El 100% de sus cultivos han quedado bajo el agua”, lamentó el coordinador de Defensa Civil en Cochabamba, Samuel Pereira.
Las lluvias también afectan ahora a la región oriental y amazónica de Bolivia. El municipio de Rurrenabaque quedó anegado por el desborde del río Beni.
Por la magnitud de los desastres es necesario que las autoridades a cargo de la atención de riesgos diseñen un plan postdesastres, para reconstruir las viviendas de las familias afectadas y mitigar las pérdidas productivas.
Ese plan demandará necesariamente el uso de recursos económicos y una atención a mediano y largo plazo.
El otro paso cuando pase la emergencia es establecer las causas estructurales de los desastres y trabajar en la prevención para que en la próxima temporada de lluvia 2025- 2026, no vuelvan a repetirse.
El recuento de los daños hasta ayer es contundente: Hay 229.727 familias afectadas y 45 municipios se han declarado en desastre, afirmó el viceministro de Defensa Civil. Más de 58.922 hogares han perdido todo.