CARTUCHOS DE HARINA
En enero de 2001, el Tribunal Constitucional cerró la puerta a una asamblea constituyente, porque no estaba prevista en la Constitución. Era cierto, pero de paso complacía a los barones de la política. Poco después, la constituyente fue incluida en la anterior Constitución por una reforma adoptada por la presión popular.
El exembajador en Bolivia David Greenlee dio en 2007 una entrevista a un proyecto de historia oral de la diplomacia norteamericana. Allí remarcó que los bolivianos “no piensan geopolíticamente, aunque sus vecinos sí lo hacen.” Pues bien, tengo otra prueba que lo corrobora. Nuestros vecinos nos estudian con rigor, nosotros a ellos no.
El libro La justicia del inca de Tristán Marof cumple cien años este 2024. Fue concluido en la comuna francesa de San Juan de Luz, cerca de España. Marof se fue a Europa en 1921 como cónsul de Bautista Saavedra en Le Havre. En su Historia de mis libros, Marof cuenta que el belga Víctor Orban (homónimo del actual primer ministro húngaro) lo alentó y publicó ese libro que el autor tenía guardado.
Como una trama de espionaje, leí la entrevista del historiador Charles Stuart Kennedy al embajador James C. Cason en 2009, para un proyecto de historia oral de las relaciones exteriores norteamericanas. Cason estuvo en Bolivia entre 1987 y 1990, y cerró su carrera como embajador en Paraguay en 2008. La BBC lo bautizó en 2015 como “el diplomático estadounidense que más molestó a Fidel Castro”. Lo que resumo aquí son sus recuerdos de Bolivia, no necesariamente la verdad.
Con esa frase, el semanario británico The Economist se refería a nuestro país en julio de 2004. Eso cuenta el historiador inglés James Dunkerley en un compendio de sus ensayos sobre Bolivia de 1981 a 2007. Repasé allí sus escritos La revolución de 1997 en perspectiva y La tercera revolución boliviana (sobre el inicio del gobierno del MAS). Por esos títulos, suena a que hay un exceso de revolucionarios en Bolivia, liberales o izquierdistas (Gabriel René Moreno preguntaba “si somos revolucionarios por ser pobres o somos pobres por ser revolucionarios”).
La Revolución Francesa tuvo airados detractores. Contrariamente al dogma moderno que los estigmatizó por reaccionarios, esos críticos poseían agudeza. Por ejemplo, en sus “Consideraciones sobre Francia”, el perverso Joseph de Maistre sostenía que el racionalismo de los filósofos iluministas servía para poco. Como si fuera un temible contemporáneo nuestro, él creía que la respuesta de cómo actúan los humanos está en el reino de lo irracional… y en la violencia.
¡Quién pudiera verificar si 700 oficiales iraníes de la Guardia Quds son capaces de sobrevivir inadvertidos en estas tierras, como ha acusado la ministra argentina Patricia Bullrich! Supongamos que no andarían uniformados al estilo persa, con “túnica rectangular de manga larga con pantalón largo y tocado a modo de casquete” o con toga roja y penacho blanco. El fenotipo de los iraníes tampoco es exactamente el nuestro, aunque bolivianos y persas pertenezcamos a diversas etnias cobrizas.
La cadena pública estadounidense Public Broadcasting System (PBS) realizó una serie de entrevistas a exfuncionarios de Washington, historiadores y a algunos ciudadanos rusos, en las que testimonian su experiencia con Vladimir Putin. Sus historias trascienden al mandatario ruso; son retratos de personajes e incidencias centrales de nuestra época.
La novela más leída de Francia en 2023 lleva ese título y ha sido escrita en francés por el politólogo ítalo-suizo Giuliano da Empoli. Por ese libro, el autor ganó el Gran Premio de Novela de la Academia Francesa y el Honore de Balzac. Da Empoli fue asesor del primer ministro italiano, Matteo Renzi (2014-2016).
En una interpelación en 2023 sobre la posición boliviana respecto de la guerra de Ucrania, el excanciller Rogelio Mayta indicó a los interpelantes que recordaran a Tucídides y la Guerra del Peloponeso. No sé si esa referencia culta ayudó a los asambleístas o los paralogizó.