Al borde de la eliminación, en la agonía, en el aparente último aliento de un ciclo, una chilena de Jude Bellingham forzó la prórroga en el minuto 45’+5ST, un cabezazo de Harry Kane culminó la remontada a los 50 segundos del tiempo extra e Inglaterra resucitó de repente contra Eslovaquia, por fe, por ímpetu y por ambición, cuando percibió su destino hacia el abismo.