Los límites al poder
Uno de los sentidos más importantes de la democracia es frenar las arbitrariedades del poder. Y esta acción se realiza a través de la aprobación y aplicación de un régimen normativo que establece reglas de juego claras y vinculantes para todos. Estos días se ha vuelto a insistir con mucho vigor en la iniciativa de los sectores afines al Movimiento Al Socialismo de realizar un nuevo referéndum para consultar, otra vez, a la ciudadanía mediante el voto, si está o no de acuerdo con la modificación de un artículo de la Constitución para habilitar la repostulación del actual presidente a las elecciones de 2019.
Esta idea, que el presidente ha denominado “jugar el segundo tiempo”, pretende revisar los resultados de la consulta de febrero mediante un mecanismo legal para intentar nuevamente, habilitar su postulación. En realidad, existe una serie de acciones políticas y legales que se tendrían que seguir para lograr ese cometido, y parecería que pueden ser sorteadas en el camino por el Gobierno, debido al control que ejerce de los factores de poder. No obstante, no se puede ignorar un pronunciamiento mayoritario de la ciudadanía consultada sobre un evento proyectado hacia 2019, antes de que llegue 2019.
Hay varios pasos que anuncia seguir este proceso ante la mirada atónita de la ciudadanía. En primer lugar, se estaría optando por la vía de la Iniciativa Popular, para dar origen a la reconsulta (como han señalado las dirigentes de las Bartolinas), ello implica un proceso de recolección de firmas que secunden esta iniciativa, las cuales deben alcanzar al menos el 20 por ciento del padrón electoral nacional y, de acuerdo a la Ley de Régimen Electoral (Art. 15), debe incluir al menos el 15 por ciento del padrón de cada departamento. Este objetivo puede ser fácilmente cumplido mediante el despliegue de las organizaciones sociales que apoyan al actual presidente.
Por otra parte, de acuerdo al Art. 19 de la Ley de Régimen Electoral, el Tribunal Supremo Electoral tiene la atribución de deliberar sobre la pertinencia o no de la idea, por tanto, tiene en sus manos una gran responsabilidad. Al cabo de sus discusiones, y en medio de muchas presiones y tensiones políticas internas, es muy probable que no encuentran razones de peso para negarla y terminarán aceptando su viabilidad.
Otro actor importante en este trayecto será el Tribunal Constitucional, que con seguridad será llamado a pronunciarse sobre la iniciativa, y dadas sus características, emitirá rápidamente un fallo favorable.
Finalmente, uno de los argumentos más reiterados que cuestiona la pertinencia de este proceso de consulta es la innecesaria erogación de recursos económicos para volver a consultar sobre lo mismo, pero por lo visto, tampoco significará un óbice y el gasto será ampliamente justificado.
Por tanto, en unos meses estaremos frente a una nueva consulta. Sin embargo, lo que los factores de poder no pueden controlar es el voto ciudadano. Este constituye el principal factor de incertidumbre para la iniciativa, propio de una democracia cada vez más consolidada, no sólo en las reglas e instituciones, sino fundamentalmente, en la mentalidad colectiva.
La autora es socióloga.
Columnas de MARIA TERESA ZEGADA