Reservas internacionales: una gran fortaleza de la economía boliviana
El debate sobre el papel de las Reservas Internacionales no ha sido tratado con el suficiente rigor. Lamentablemente algunos analistas se han concentrado únicamente en el descenso de las mismas. De hecho, la fórmula para observarlas (a ésta y otras variables económicas) parece considerar que cuando las mismas descienden es signo de que las cosas van mal. Simple razonamiento que simplifica erróneamente una realidad compleja.
Para empezar debe quedar claro que las Reservas Internacionales son el resultado de las transacciones internacionales de un país. Por un lado está la cuenta corriente (que mira principalmente las exportaciones e importaciones) y por otro la cuenta capital (que mira el flujo financiero en términos de inversión extranjera y salida de recursos). Entender el movimiento de las reservas no es complicado. Si un país exporta montos superiores a las importaciones las reservas crecerán ya que la moneda internacional (el dólar) llegará al país en cuestión en volúmenes más grandes de los que saldrán por importaciones. De ahí que una medida importante de las reservas internacionales sea la capacidad del país para financiar sus importaciones.
En los últimos 10 años, en Bolivia, las Reservas Internacionales Netas han experimentado un enérgico aumento del 882 por ciento (de $us 1.714 millones en 2005 a $us 15.123 millones en 2014), posicionando a Bolivia en un lugar muy ventajoso con respecto a muchas economías que actualmente enfrentan restricciones de recursos. Esta situación se explica principalmente por la nacionalización de los hidrocarburos, el mayor nivel de exportaciones, los continuos superávits en la balanza comercial, las remesas familiares, los influjos de capital externo, etc.
En 2016, las reservas internacionales se han reducido hasta alcanzar $us 11.550 millones (a julio de 2016), debido principalmente a la disminución de los ingresos por exportaciones de hidrocarburos, lo que a su vez se explica por la baja del precio internacional del petróleo.
Si se observa el indicador de la cantidad de meses de importación que pueden solventar las reservas se encuentran aspectos interesantes. En 2005, cuando las importaciones alcanzaban un promedio de $us 203 millones mensuales, y se contaba con $us 1.714 millones de reservas (nótese el reducido nivel de reservas), se podía financiar al menos 8 meses de importaciones (menos de un año), y ni qué decir de gestiones anteriores donde las reservas no alcanzaban ni siquiera $us 1.000 millones.
A comparación, tómese por ejemplo la presente gestión. El promedio del primer semestre de importaciones alcanza a $us 660 millones mensuales, si se compara este dato con los $us 11.550 millones de reservas con las que se cuenta actualmente, existen recursos para financiar al menos 17.5 meses de importación. Es decir se ha más que duplicado la solidez del país para financiar las importaciones aún en un escenario de descenso de las mismas.
Otro elemento que conviene tomar en cuenta es que desde el punto de vista del tamaño de la economía, en la gestión 2005, las reservas apenas alcanzaban un 20 por ciento del PIB, en 2014 casi alcanzaron el 45 por ciento y en 2015 representaron un 38 por ciento, posicionando a Bolivia en el nivel más alto en comparación con los países de la región.
Es menester tomar en cuenta la bolivianización de la economía. Esta política contribuyó de manera importante al incremento de las reservas en nuestro país ya que al reducir las transacciones financieras en moneda extranjera, debido al desplazamiento del dólar por el boliviano como moneda de ahorro, se generaron operaciones de cambio que implicaron ventas importantes de dólares al BCB que pasaron a constituir parte de las RIN, así la bolivianización también se convierte en parte de la fortaleza de las reservas internacionales, puesto que en la actualidad el 84 por ciento de los ahorros y el 95 por ciento de la cartera de créditos se hallan en bolivianos.
Conforme a lo señalado precedentemente, el nivel de reservas no debe prestarse a un análisis “tipo ascensor”, la cuestión debe observarse con mayor profundidad. Con los indicadores vistos se demuestra que existe un amplio margen en las reservas y el descenso experimentado no debe ser motivo de preocupación como desean mostrar algunas voces interesadas en no reconocer el sólido desempeño de la economía boliviana en la última década.
La autora es economista especializada en gestión pública.
Columnas de PAMELA TARIFA Z.