Reacciones que indignan
“No deberían tener hijos” o “no deberían reproducirse”, eran los comentarios de algunas personas en las redes sociales ante la historia publicada sobre una familia donde la mamá y el papá son ciegos.
Fueron en un porcentaje mínimo, pero no deja de entristecer ese tipo de reacción cargada de estereotipos sociales.
Más allá de cualquier postura personal, la elección de la reproducción es una cuestión de derechos.
La Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de las Naciones Unidas señala que: “Todas las personas con discapacidad en edad de contraer matrimonio tienen derecho a casarse y fundar una familia sobre la base del consentimiento libre de los futuros cónyuges y a decidir de manera responsable el número de hijos”.
También existe la idea de que una persona con discapacidad es dependiente a sus padres e incapaz de tener una relación adulta, una vida laboral y familiar propia. Obviamente existen grados de discapacidad, y cada uno tiene sus propios desafíos.
Si bien toda la experiencia en este mundo es más complicada para quienes tienen ciertas limitaciones; nada es imposible. La tecnología y los avances médicos ayudan a adaptarse.
¿Y los niños? En una entrevista Estrella Gil, la autora del libro Maternidad Adaptada, cuenta su experiencia siendo madre con discapacidad y asegura que los hijos “crecerán conociendo mucho sobre discapacidad, integración y normalización”.
Las personas pueden tener sus opiniones, pero se necesita de mayor sensibilidad para entender otras realidades y crecer como sociedad.
Columnas de Yvonne León