Cochabamba herida
Es verdaderamente alarmante divisar un horizonte difuso que se encuentra inmerso en masas ocres opacas, atmósfera deprimente que no permite vislumbrar la lejanía que circunda a este robusto valle, donde se ciñe un cielo enfermo golpeado por la contaminación ambiental, escenario que viene gravitando con el pasar del tiempo.
El río Rocha, colmado de basura, expone fatalmente toda la inconsciencia de gente inescrupulosa que desconoce el gran daño que ocasiona al ecosistema. Por la ciudad transitan vehículos que expulsan nocivos para la salud, inmediatamente uno se pregunta: ¿y la inspección vehicular?
La precaria señalización vial genera un caos indescriptible en la circulación de vehículos y peatones. El comercio avasalló las calles y avenidas. La ciudad ha sido víctima de sus propias autoridades que, desde tiempo atrás, encausaron sus gestiones hacia intereses personales, desconociendo el concepto de “servicio público”. La improvisación desató resultados evidentes, dejándonos un municipio dislocado institucionalmente, sumido en la corrupción, una ciudad ornamentada con obras populistas y propagandas desmedidas, paseos descuidados.
Para colmo, tenemos una Gobernación desorientada atada a la cosmovisión totalitaria del Gobierno nacional.
Por estas causas y muchas otras, es hora de tocar campanadas de alerta para hacer un llamado a la ciudadanía a fin de realizar una introspección profunda y advertir lo que verdaderamente está sucediendo. No podemos ser cómplices de esta situación. Nos corresponde elegir autoridades idóneas, para lo que debemos evitar los famosos votos castigo que no nos condujeron a nada bueno sino a vivir experiencias amargas.
Abogado
Columnas de SERGIO GONZALO GUZMÁN