Solidaridad
“Uno para todos y todos para uno”, frase conocida por todos y que marcó impronta en los “Tres Mosqueteros” novela de aventuras cuyo autor es Alejandro Dumas, padre, es quizás el origen del concepto moderno de la solidaridad.
La dificultad estriba en que debe necesariamente distinguirse de la lealtad entendida como la inhibición de toda persona noble incapaz de cometer cualquier traición o engaño y esta virtud es ciega para cada caso, por lo contrario la solidaridad no es ciega; es un mecanismo de obligación hacia la comunidad donde se identifica el sujeto y se manifiesta por una confianza mutua, es decir, reciproca.
¿Concede derecho exigir reciprocidad cuando el sujeto presta solidaridad?, sucede que cuando no se recibe solidaridad surge el ámbito de la desconfianza y la frustración.
¿Reposa la solidaridad en el ADN o información genética de la persona o es una experiencia cultural?, la filosofía ilustra sobre la calidad social que asume todo ser humano desde que nace y se es solidario desde un principio consciente de la vida y la experiencia de la solidaridad comienza con la entrega sin reparos de nuestra fuerza al prójimo e identificar como con esa fuerza podemos ayudar al que lo necesita.
En una sociedad moderna una visión cierta de solidaridad podría calificarse el trabajar juntos en un emprendimiento llámese fabrica u oficina que trasunta una forma de trabajo que incrementa la solidaridad por el constante contacto, conocimientos y diálogos rutinarios que se intercambian. Este tipo de solidaridad es diferente a la delos niños que siempre pueden confiar en la solidaridad de sus padres.
La solidaridad nunca es una práctica contradictoria con los elevados valores de la humanidad y no se la practica antidemocráticamente
¿Cómo se puede desglosar la solidaridad?, en la familia existe solidaridad y en la amistad puede convertirse en un fuerte vínculo de solidaridad. Por lo contrario, la solidaridad mengua universalmente en relación con el estrato social de la tercera edad: los hijos aspiran a independizarse sin obligaciones y tratan de no responsabilizarse directamente del cuidado de sus padres ancianos y confían esa labor a las casa de retiro, en las cuales inequívocamente, aunque gocen de comodidad y cuidado esmerado, aceleran su muerte.
Las casas de retiro han surgido precisamente por la identificación de este vacío de servicio a los ancianos y lo explotan comercialmente con éxito inusitado.
¿La solidaridad es emocional o racional?, la solidaridad asume el caudal emocional en directa correspondencia a la naturaleza humana, empero, es también racional porque se medita racionalmente y se comprende las necesidades sobrevinientes del otro.
Esta emoción es complicada pues puede influir y elevar reparos internamente al sujeto y hasta excluir de solidaridad a persona, personas, o grupos que no comulgan con la posición religiosa, política y hasta intelectual Esto sucede, entonces no es solidaridad pues ésta no concibe exclusiones por su exención de toda discriminación. Se practica la solidaridad como todo en la vida, por un interés por algo y cuando se sabe íntimamente que es un valor moral.
Tomas Hobbes es notable filósofo inglés, aunque era proclive a un materialismo mecanicista describió al hombre como como un ser movido en estado natural por el deseo y el temor. Consecuente a ello Hobbes sobre la solidaridad dice que somos criaturas solidarias consigo mismas, empero, realiza decisiones contradictorias a esa posición individual, eso es solidaridad.
En la actualidad existe un problema candente que angustia a Europa y son los refugiados. Sobre el tema se han bifurcado dos tendencias muy claras: una es la realidad incontrovertible que esa gente sufre persecuciones por guerras explícitas, civiles y posiciones dogmáticas extremistas e infranqueables enarboladas por diferentes religiones; consecuentemente esa gente debe ser protegida y asimilada por diferentes países europeos, aculturándose a la brevedad para ser ciudadanos extranjeros útiles.
La otra tendencia o posición es aquélla que infiere enfáticamente que esta solidaridad con los refugiados debe tener un límite. Ese es precisamente el debate actual, sin solución por el momento.
El autor es abogado, posgrados en filosofía y ciencia política
( maestrn), Alta Gerencia para abogados(UCB-Harvard), Arbitraje y Conciliación., Interculturalidad y Educación Superior, Docencia en Educación Superior, Oratoria Jurídica, doctor honoris causa en Humanidades con tesis aprobada, IWA-Cambridge University, USA)
Columnas de RAÚL PINO-ICHAZO TERRAZAS