¿Volverá YPFB en 2020?
Hace algún tiempo, en las épocas de Año Nuevo, precisamente como ahora, publiqué aquí un artículo titulado: ¿Volverá YPFB en 2018? Entonces, a tiempo de recordar ciertos episodios notables del pasado de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) al servicio del país, realizaba un breve balance sobre la situación de esa empresa en nuestros días ¿Por qué la cuestión del autoabastecimiento del gas y del petróleo es muy importante?
Porque: 1.- Al parecer, durante los próximos 50 años, alrededor del 50% de la demanda energética mundial, será satisfecha en base a los hidrocarburos 2.- YPFB ya no abastece el 100% de nuestro consumo petrolero, habiendo subsumido las importaciones de diésel de 2019, unos 1.000 millones de dólares del total por importaciones (¿acaso pretenden solucionarlo produciendo biodiesel en la Chiquitanía devastada?) 3.- Durante la última década, en Bolivia, el rubro gasífero significó el 60% de las exportaciones, más o menos, y la tributación hidrocarburífera subsecuente, aportó el 50% de los ingresos fiscales.
Concluido el preámbulo, en esta ocasión retomaremos la discusión de 2018, pero sobre bases actualizadas e incluyendo los últimos acontecimientos. YPFB, fue creada el 21 de diciembre de 1936 para exorcizar, por decirlo coloquialmente, los sufrimientos del pueblo. A través del autoabastecimiento petrolero interno, y de la exportación de los remanentes, los gobiernos del denominado “socialismo militar” (1936-1939), aspiraban a vehiculizar la modernización industrial con justicia social en Bolivia.
Buscando cumplir esa misión, los trabajadores, directivos y cuadros técnicos de la empresa realizaron grandes proezas; de hecho, en sus primeros años, YPFB sobrevivió a fuerza del compromiso de su personal con dicha misión o causa. Al respecto, cabe mencionar la conclusión de la refinería Gualberto Villarroel y del tendido del oleoducto Camiri-TinTin-Valle Hermoso en 1946 (ambos, ingredientes fundamentales de la vertebración nacional); como también, al denominado “el año del petróleo” de 1954, porque entonces YPFB logró abastecer casi al 100% de la demanda interna.
De 2006 a 2019 ¿ocurrió algo equivalente a las mencionadas proezas?, la “década de oro para la industrialización de YPFB”, anunciada hace 14 años, ¿es una realidad? Si bien aún no es posible inferir conclusiones tajantes, las señales visibles de la realidad (recordemos que la gestión interna de YPFB todavía carece de transparencia), denotan un panorama bastante sombrío.
Por un lado, las decrecientes reservas gasíferas (inferiores a 7 TCF), afectan el cabal cumplimiento de los contratos adquiridos de exportación, amenazando el óptimo funcionamiento de las plantas separadoras de líquidos de Gran Chaco y de Río Grande, y de la planta de urea (inconvenientemente ubicada en Bulo Bulo).
Por otro, abundaron hazañas contrabandeando GLP y gasolinas, proezas en licitaciones con sobreprecios para las plantas separadoras de líquidos, de producción de urea y, más preocupante, entre otros casos, con la adquisición de taladros: el desfalco de los taladros, no sólo reveló ausencia de compromiso hacia la causa de la empresa, sino también incapacidad técnica.
Y, con el actual Gobierno no se avizoran grandes cambios. Inicialmente, los nombramientos del ingeniero Pedro Torquemada, y del notable geólogo Oscar López Paulsen, a la cabeza de la empresa (el 25/10/2019), encarnaron una suerte de as de esperanza; no obstante, la posterior sustitución del segundo por Marcos Ayala, un ingeniero forestal como el Ministro de Hidrocarburos, devuelven las sombras al panorama…
El autor es economista e investigador del CEP-UMSS
llamadecristal@hotmail.com
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