Cuba sufre
La noticia de las marchas de protestas en La Habana y en otras ciudades cubanas muestran lo que se negaba –y aún se niega: que el modelo cubano no funciona, ni va a funcionar en el sentido de asegurar el bienestar de sus ciudadanos. Esto lo reconoció Fidel Castro, ya retirado, en una entrevista, el año 2010, con el periodista estadounidense Joffrey Goldsberg: "El modelo cubano ya no funciona ni siquiera para nosotros", dijo. Esta afirmación sorprendió, y no fue tomada en cuenta, ni por su sucesor, su hermano Raúl, ni por el actual presidente cubano Miguel Díaz-Canel. El país siguió con un gobierno comunista, y con una terrible crisis económica que la sufre el pueblo. Habrá que recordar que Fidel había vaticinado que Cuba, con su actual sistema, en 10 años superaría a Estados Unidos en prosperidad y desarrollo. Cosas de la política alejadas de la verdad.
Mientras la Unión Soviética cooperaba con recursos al gobierno de Cuba, se aseguraba que la isla estaría protegida por la URSS ante un colapso económico. Con la disolución de la federación soviética el gobierno de Cuba entró en una grave crisis, ya que no contaba con esa cooperación. Esto pasó hasta la elección del presidente venezolano Hugo Chávez, que había comenzado a adoptar el socialismo del siglo XXI de Heinz Dieterich Steffan. Fue entonces que Cuba consiguió el muy importante respaldo de Venezuela, principalmente, el abastecimiento gratuito de petróleo venezolano. Esto duró mientras no se había desatado en Venezuela una crisis profunda.
El diario El País, de España, publicó el 14 de este mes un artículo de Isabel Cota en el que se afirma, con razón, que “La peor crisis económica en 30 años alimenta el descontento social en Cuba”. Y asegura que “el PIB del país caribeño cayó un 11% en 2020 por la pandemia, pero los problemas son estructurales y empezaron mucho antes”.
Esta historia de crisis generalizada debería ser examinada por el actual gobierno de Bolivia en vista de que, el ahora presidente Luis Arce Catacora, cuando aún era candidato a jefe de Estado, aseguró que su Gobierno iría por el mismo camino que el cubano. No tomó en cuenta lo probado; el comunismo produce crisis y la negación de la libertad y de los derechos humanos. Por ahora, es improbable que el oficialismo boliviano cambie de dirección política y respete los valores democráticos. Un viraje sensato no cabe en sus planes.
No hubo pronunciamiento del gobierno del Movimiento al Socialismo condenando al régimen de Cuba por sus excesos en la represión de los manifestantes que reclaman un cambio, especialmente económico. Pero, por otra parte, hubo apoyo boliviano en la OEA a la terrible dictadura de Nicaragua. Parecería que solo se tiene interés en el despilfarro de recursos y, lo que es peor, ya ha surgido la iniciativa para que el Gobierno siga una política de nacionalizaciones, pese a las malas experiencias pasadas, que causan falta absoluta de inversiones, tan requeridas ahora que se van agotando las reservas de gas que exportamos.
El autor es exembajador de Bolivia
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