Desarrollo en la Chiquitanía: un ejemplo de dedicación y resiliencia
Claudia Vaca Flores
En el corazón amazónico de Bolivia, la Chiquitanía, una ecorregión vasta en patrimonio natural, cultural, arqueológico, hidrológico y educativo, destaca la dedicación y resiliencia del profesorado boliviano, quienes han dejado huellas positivas en muchas generaciones de estudiantes, superando las adversidades del sistema educativo nacional. El profesorado reconoce que esto ha sido posible gracias a la vocación, dedicación y resiliencia, valores que los han caracterizado en las distintas generaciones.
Para comprender las transformaciones educativas en la ecorregión chiquitana, se realizó una investigación de archivos (folios, legajos, registros educativos) y un estudio de caso mediante entrevistas alrededor de 603 profesores y grupos focales intergeneracionales con profesores desde 1960 hasta 2021. Los resultados revelan que en las ciudades de Roboré, Santiago, San José de Chiquitos y San Antonio de Lomerío se encuentran los colegios, institutos y profesorado más destacado de la Chiquitanía, por ser también los más recordados y con mayores logros profesionales de su estudiantado.
Las fortalezas del profesorado se vinculan a condiciones culturales, uso de la memoria oral como principales recursos de aprendizaje, capacidad de autoaprendizaje y autorreflexión técnico-pedagógica. Los desafíos, en cambio, se relacionan con la falta de actualización docente en neurodivergencias, educación virtual y diversidad cultural, así como la falta de tiempo pedagógico para planificar y evaluar, esto debido a una distribución de carga horaria que no valora las etapas de planificación y evaluación, se genera sobrecarga laboral y complejiza la burocracia administrativa.
Dentro de estas experiencias, se destacan figuras como las profesoras Celia Cardosso, Olga Bress, Deysi Vargas, Hugo Ribera, Lourdes Villarroel, Carmen Teresa Landívar, Adela Paredes, Joaquín Tapeosí, Dinora Flores, Delicia Justiniano, María del Pilar Flores, Juan Tomichá, Ignacio Chuvé. Asimismo, la gestora cultural Mirian Ruíz, el artesano Rafael Flores y la Cacique, artesana y Beatriz promotora cultural Tapanaché de San Miguel de Velasco. Todos ellos, entre otros, han contribuido significativamente en el desarrollo educativo y transferencia cultural del patrimonio de la Chiquitanía.
En los años sesenta y ochenta, la tecnología educativa en Bolivia se limitaba a la radio y televisión en blanco y negro. Con la colaboración del Instituto Radiofónico Fe y Alegría (IRFA), se logró alfabetizar a muchos adultos y escolarizar a nivel primario, declaran varios de los profesores entrevistados.
La profesora Carmen Teresa Landívar, más conocida con el nombre de cariño por sus estudiantes como profesora Carusa, destaca cómo empezaron a alfabetizar a muchas personas, viajaban a caballo a las comunidades. También resalta que la máquina de escribir fue esencial, siendo la dactilografía una profesión crucial en ese tiempo, tanto para hombres como para mujeres. La transformación desde entonces hasta la actualidad es notoria, hoy muchos recursos se han vuelto más accesibles, pero el desafío siempre es “no descuidar los valores fundamentales, como la solidaridad para saber compartir entre los que tienen más acceso a tecnología con los que no tienen todo, y el valor de la honradez al aprender, no copiar del internet, ni del compañero, estudiar con honestidad, porque, a la larga, la vida te pide los conocimientos y si un estudiante no fue honrado en su proceso de aprendizaje. Eso en la vida adulta se va a notar considerablemente”, declara la profesora Carusa, desde su hogar en Roboré de Chiquitos, una notable maestra, reconocida por el medio y recordada con amor por sus estudiantes.
En la generación de profesoras que se prepararon en la Escuela Normal de Maestros están la profesora Olga Breess, Adela Paredes, María del Pilar Flores, Dinora Flores, Celia Cardosso, entre otras. Dos de ellas fallecieron sin que les llegue la totalidad de los recursos educativos, entre ellos la dilatación del ítem escolar, en el caso de María del Pilar Flores. Los salarios paupérrimos que recibían profesoras como Dinora Flores, Pablino Parapaino, entre otros, denota también la precarización laboral a la que sobrevivieron con resiliencia, y en la que fallecieron con total desidia gubernamental, gran parte del profesorado boliviano.
Más allá de las precariedades, hay historias de vida que han sobrevivido a la adversidad, una de ellas es la de la profesora Olga Bress, quien sigue dando clases en Roboré de Chiquitos, y recuerda con lágrimas en los ojos a sus colegas fallecidas, al igual que a su esposo, el profesor Khonangh. La profesora Olga ha dedicado más de 43 años a la educación, ha obtenido la licenciatura, diplomados y prepara su maestría. Ella sigue actualizándose con los distintos cursos y la tecnología del siglo XXI, invirtiendo muchas veces. Ella misma en sus actualizaciones, nota que algunos estudiantes requieren métodos distintos, se prepara, busca, investiga, asiste a congresos, seminarios, bibliotecas, centros culturales, se autogestiona gran parte de sus actualizaciones pedagógicas, porque para ella es fundamental que una profesora se prepare cada día, porque los niños y jóvenes merecen la mejor educación y sólo se la van a dar preparándose.
Es así que la profesora Olga Bress, de Roboré de Chiquitos, resalta la importancia de la perseverancia y la actualización constante en la vocación docente. A pesar de las adversidades burocráticas y políticas, ella se siente fuerte y con mucho para dar a sus estudiantes, es admirable su fortaleza para guiar a muchas generaciones de estudiantes.
En el caso de los profesores Ignacio Chuvé, Ignacio Tomichá y Juan Tomichá de San Antonio de Lomerío se destaca la capacidad intelectual y didáctica para tomar las riendas del registro de su propia historia educativa y lingüística, la recuperación de su propio idioma mediante la escritura de manuales de enseñanza de la lengua bésiro, como es el caso del profesor Ignacio Chuvé, quien elaboró un manual para escrituralizar los sonidos y estructura de la variante chiquitana de Lomerío, asimismo para fortalecer la relación con el idioma y el carácter mismo de los niños y jóvenes de Lomerío.
Por otra parte, está también la ardua labor de internacionalización y visibilización del idioma y la cultura chiquitana que llevó adelante el educador y lingüista lomeriano Ignacio Tomichá, fallecido en 2023. Tomichá dejó un legado significativo en la transferencia del idioma chiquitano mediante las TIC, con grabaciones que están en la web, en diversas plataformas educativas de carácter internacional, entre ellas las de la Unesco, Profes fuera de la caja, Universidad Católica de la Santísima Concepción, Universidad de Salamanca.
En el caso del profesorado chiquitano es destacable la capacidad orgánica que tienen para articular lo local con lo global, la telecolaboración como forma de crear oportunidades de participación en interacciones entre diversas culturas de Bolivia y con las fronteras de Paraguay, Argentina, Brasil y con España, Holanda, Alemania, Austria, esto también para la naturaleza mestiza de esta ecorregión que alberga tanto a indígenas como a migrantes de Europa y Latinoamérica.
Más allá de los logros, fortalezas de esta vasta ecorregión y el profesorado, todos coinciden en que el mayor desafío, desde 1960 hasta la actualidad, sigue siendo el de aumentar los recursos económicos, construir una Escuela Normal de Maestros en Roboré de Chiquitos, porque es una zona que concentra a más de 6 mil estudiantes, según el INE 2012 y el informe del PNUD de 2015. Es necesario dotar a esta ciudad con más ítems para profesores de secundaria y educación especial, así como el área de capacitaciones técnicas.
Urge también recuperar a los médicos escolares, que hubo en los años 70 a 90, con ayuda de las distintas congregaciones de la Iglesia católica. Y en algún momento del gobierno y la época de la reforma educativa de 1994, los médicos escolares apoyaban mucho en situaciones críticas, porque muchas veces las familias no tienen recursos para hacer ver a sus hijos, y, si llegan con alguna enfermedad, no rinden igual en la escuela. En ese sentido, los médicos escolares son una gran necesidad, destacan los profesores entrevistados. La profesora Olga Bress, cuando fue directora distrital, inició estas gestiones, que todavía siguen en proceso. Por ahora en Concepción de Chiquitos, hay una Escuela de Maestros, que cubre esa zona de la vasta ecorregión chiquitana. Es urgente una en la zona más transfronteriza, que resulta ser Roboré de Chiquitos, además por el potencial patrimonial arqueológico y natural que es. Sólo con educación, la población sabrá cuidar y preservar su riqueza.